Los propietarios de cultivos de pistachos de Castilla-La Mancha y Extremadura deben prestar atención: un nuevo estudio ha confirmado la presencia de una plaga potencialmente devastadora, el psílido del pistacho, Agonoscena pistaciae, en estas regiones. Este insecto, originario de Oriente Medio y del Mediterráneo oriental, representa un serio peligro para los productores de pistachos, aunque, por el momento, su impacto en la península ibérica es mínimo.
El psílido del pistacho fue identificado en catorce municipios, principalmente en la provincia de Ciudad Real, con registros de muestras tomadas desde 2011 hasta 2021. Sin embargo, es en las plantaciones de pistacho donde el insecto muestra un comportamiento peculiar. Aunque en Oriente Medio el Agonoscena pistaciae tiene una clara predilección por el cultivo de Pistacia vera (pistacho), en España ha sido detectado principalmente en el Pistacia terebinthus (usado como portainjertos), y solo de forma aislada en el pistacho tras ser injertadas.
El ciclo de vida de este insecto puede coincidir con el momento del injerto, lo que podría impactar negativamente en la tasa de éxito de los prendimientos. ¿Y qué otros síntomas podrían dar la alerta? La presencia de melaza, problemas fúngicos y el decaimiento general pueden indicar una infestación del psílido.
Además, existen dificultades para su identificación, dado que A. pistaciae se confunde a menudo con otras especies morfológicamente similares como A. succincta y A. targionii. Para facilitar su reconocimiento, el estudio proporciona características morfológicas detalladas de estas especies.
¿Es este hallazgo de A. pistaciae en España una sorpresa? La respuesta es un rotundo sí. Pero, ¿ha pasado desapercibido hasta ahora, o es su introducción reciente? La hipótesis más plausible es que llegó junto con el material vegetal, ya que el cultivo de pistacho en la península comenzó hace menos de cuatro décadas. Conscientes de la amenaza que representa esta especie para los productores de pistacho en otros países, los autores enfatizan la necesidad de una vigilancia constante de las poblaciones de A. pistaciae y continuar con investigaciones más profundas sobre su biología y control.
