La patronal de supermercados Asedas ha expresado su preocupación por la sobrecarga normativa que enfrenta el comercio alimentario. En 2024, los supermercados y cadenas de distribución se encontraron lidiando con un impacto sin precedentes: una media de 3,4 nuevas normas al día. ¿Cómo afecta esto a la competitividad y la productividad empresarial?
La cifra impactante de normativas
Según cálculos proporcionados por Asedas, la distribución alimentaria tuvo que adaptarse el año pasado a la aprobación o modificación de 1.253 textos legislativos. Esta cifra supera los 1.140 de 2023 y se aleja de los 476 normativas que se promediaban en los años previos a la pandemia. Esta creciente exigencia legislativa revela un cambio en el enfoque regulador que podría tener profundas implicaciones para el sector.
De estas normativas, 514 fueron emitidas por los ejecutivos autonómicos, 444 por la Unión Europea, 230 por el Gobierno central y 65 por los ayuntamientos con mayor peso. La multiplicidad de estas fuentes normativas genera incertidumbre y complejidad para las empresas del sector.
Impacto en el medio ambiente y la seguridad alimentaria
El medio ambiente ha sido un ámbito que ha recibido especial atención, con más de un tercio del total de la nueva actividad legislativa centrada en este tema. En concreto, 470 normas nuevas o modificadas abordaron cuestiones relacionadas con la eficiencia energética y el diseño ecológico, entre otros. En este aspecto, destacan 275 textos legales nuevos o modificados de las comunidades autónomas y 118 procedentes de la Comisión Europea en 2024.
Por otro lado, la seguridad alimentaria también ha sido fundamental, con 253 normas dirigidas a la regulación del almacenamiento, conservación y transporte de alimentos, así como a los controles oficiales y la protección animal. Estas regulaciones, aunque necesarias, también generan un sistema muy "garantista" para el consumidor en estas áreas.
Otras cargas normativas
La carga normativa en materia laboral, que incluye 132 textos, y la relativa a la administración empresarial, que cuenta con 210, ocupan el tercer y cuarto puesto, respectivamente. Estos textos abordan temas variados, desde licencias urbanísticas hasta la inteligencia artificial, lo que demuestra la diversidad de áreas afectadas por esta presión regulatoria. Este escenario puede resultar abrumador para las empresas que buscan mantenerse competitivas.
Asedas advierte que, en los próximos años, se prevén nuevas disposiciones normativas que impactarán al sector del comercio alimentario. Leyes relacionadas con la prevención del desperdicio alimentario, la movilidad sostenible y los servicios al cliente están en el horizonte, además de la posible reducción de la jornada laboral.
El futuro del comercio alimentario
En el ámbito comunitario, se anticipa la aprobación de tres normativas que abordarán temáticas cruciales como la diligencia debida empresarial, la deforestación y el trabajo forzoso. Estos nuevos requerimientos, según Asedas, podrían tener un gran impacto en la operativa diaria de los supermercados debido a su complejidad técnica. Las empresas deben prepararse para un entorno regulatorio que parece no dar tregua.
En última instancia, la creciente presión normativa invita a la reflexión sobre cómo las empresas pueden adaptarse a estos cambios, mejorar su competitividad y al mismo tiempo cumplir con las exigencias de un mercado en constante evolución. La forma en que los supermercados respondan a estas regulaciones no solo afectará sus operaciones, sino también la relación que establecen con los consumidores y la sostenibilidad del sector en su conjunto.