Las previsiones de crecimiento en el sector de gran consumo son bastante optimistas. Se estima que las ventas de las cadenas de distribución, que abarcan productos de alimentación, bebidas, droguería y perfumería, alcanzarán un valor de 94.779 millones de euros en 2025. Este aumento representaría un crecimiento del 2,3 % respecto a 2024. Sin embargo, este crecimiento se traduce en un ligero recorte en volumen, proyectándose en 30.853 millones de unidades vendidas, lo que conlleva una disminución del 0,3 %.
Perspectivas de empleo y cambio en el consumo
Entre las conclusiones del informe se menciona que "las mejores perspectivas de empleo llevarán a que parte del consumo se traslade de dentro a fuera del hogar". Esto sugiere que los consumidores están volviendo a la normalidad después de las restricciones impuestas por la pandemia y que están dispuestos a destinar más recursos a actividades fuera de casa. Además, esto podría influir en las decisiones de compra, que probablemente se centrarán en productos que puedan disfrutarse en momentos sociales.
El impacto de la inflación en el mercado
Es importante mencionar que el pasado año se caracterizó por ser un periodo de estabilidad en el consumo, funcionando como un "puente" entre el impacto de la crisis provocada por la COVID-19 y el aumento de la inflación. A pesar de estos desafíos, el valor de las ventas de productos de gran consumo creció un 2 % en 2023, aunque estuvo muy influenciado por el aumento de precios que se había observado durante años anteriores. Kantar destaca que la crisis inflacionaria ha resultado en un mercado que hoy es un 25 % más grande en valor que hace diez años, pero que ha sufrido una reducción del 4 % en volumen.
Adaptación del consumidor y la cadena de distribución
La consultora también ha notado una baja en la demanda de productos por parte de los hogares, lo que los ha llevado a ser más conscientes de su consumo. Los hogares están reduciendo el desperdicio de alimentos y han incrementado las compras de comida preparada y platos únicos que simplifican la cocina diaria. Esto tiene importantes implicaciones para las cadenas de distribución, que deben adaptarse a las nuevas preferencias de los consumidores.
Asimismo, un notable cambio se ha dado con el aumento de compradores que prefieren seguir una lista de la compra con el objetivo de adquirir productos que duren más y sean más rentables. Este tipo de comportamiento sugiere que los consumidores están priorizando eficiencia y sostenibilidad, lo que encamina a las cadenas a ajustar su oferta para satisfacer estas nuevas demandas.
El enfoque hacia el futuro
De cara a 2025, los líderes de las cadenas de distribución enfrentan un gran reto: ganar cuota de mercado y invertir en áreas clave como marca, innovación, promoción y publicidad. Con la demanda proyectada manteniéndose estable y un ligero aumento previsto del 1 %, la clave será innovar y adaptarse a las necesidades cambiantes del consumidor. A medida que la confianza del consumidor aumenta, el crecimiento de las marcas blancas podría frenarse, concentrándose más en mejorar la rentabilidad a largo plazo.
A pesar de los desafíos presentes y futuros, la capacidad del sector de adaptarse a las necesidades de los consumidores y a las condiciones del mercado será fundamental. Las estrategias que se adopten no solo influirán en las cifras de ventas, sino que también determinarán cómo se estructura la relación entre los consumidores y las cadenas de distribución en un contexto de constante evolución. Reflexionar sobre estos cambios y sus implicaciones puede abrir la puerta a nuevas oportunidades, tanto para consumidores como para productores que buscan un equilibrio en sus prácticas de negocio.








