La confianza de los consumidores en la información sobre alimentos se ha visto afectada por la desinformación y el impacto de la inflación en sus decisiones de compra. Este contexto ha llevado a que los precios adquieran un peso mayor en la elección de productos frente a la calidad y las preferencias personales.
Resultados de la encuesta
Un estudio reciente ha revelado que el 82 % de los consumidores ha modificado sus hábitos de compra, y un 32 % reconoce que su dieta se ha visto impactada por el entorno socioeconómico. Este informe fue presentado el pasado jueves por la Mesa de Participación (MPAC), una colaboración entre diversas asociaciones de consumidores y la cadena de supermercados Mercadona.
El análisis indica que el precio es el principal determinante, con un 35 %, seguido de la calidad (28 %), las ofertas (19 %), las preferencias personales (16 %) y la marca (2 %). Así, la situación económica actual ha llevado a muchos a priorizar el costo sobre otros factores. Asimismo, el 39 % de los encuestados se siente vulnerable debido a una baja renta.
Cambio en los hábitos de compra
Por otro lado, la encuesta también evidencia un cambio en las preferencias de compra. En 2024, el supermercado se ha consolidado como el principal lugar de adquisición de productos en un 73 % de los casos, un incremento significativo en comparación con el 62 % del año anterior. La proximidad y el costo son ahora factores más relevantes que nunca.
De forma sorprendente, el 58 % de los consumidores prefiere caminar hasta estos establecimientos, mientras que ha disminuido el uso de vehículos particulares del 29 % al 26 % en un año. Además, hay un interés creciente por los productos frescos, aunque la compra de pescado congelado se mantiene constante.
Desconfianza hacia la información alimentaria
El estudio también muestra que los consumidores están cada vez más escépticos acerca de la información que reciben, influidos por la saturación informativa y un aumento en la conciencia crítica. La principal fuente de información continúa siendo el etiquetado, donde se observa una demanda clara de etiquetas adecuadas que aclaren la procedencia y calidad de los alimentos.
Por otro lado, en relación a las tendencias de consumo, se ha observado que la sustitución de proteínas animales por vegetales se ha estancado en un 34 %. Al mismo tiempo, un 33 % de los consumidores optan por productos ecológicos, a pesar de su costo más elevado, mientras que el 25 % se inclina por alimentos libres de alérgenos, aunque existe una creencia errónea sobre su mayor salubridad.
El papel de la sostenibilidad
La sostenibilidad también es un tema central en este comportamiento de compra. Un 83 % de los consumidores ha expresado su interés en que haya un etiquetado que informe sobre la sostenibilidad de los productos. No obstante, se ha notado una leve relajación en las acciones individuales contra el desperdicio alimentario, lo que sugiere que podría haber más trabajo por hacer en este ámbito.
El secretario general de la Unión de Consumidores de Andalucía (Ucauce), Juan Moreno, ha destacado la situación del 7 % de la población que está luchando con su rentabilidad económica. Este grupo busca ofertas, ha cambiado sus hábitos de compra y se esfuerzan por aprovechar mejor los alimentos, reflejando la necesidad de una mayor atención hacia las necesidades de los consumidores vulnerables.
Implicaciones para el sector alimentario
El director general de Relaciones Empresariales de Mercadona, Ricard Cabedo, ha hecho un llamado a escuchar más al sector y evaluar los cambios en el comportamiento de los consumidores, incluyendo el impacto de las redes sociales en la percepción de los alimentos saludables. En este contexto, el profesor Pablo Contreras ha resaltado que la incertidumbre está influyendo en los hábitos de consumo y enfatiza la importancia del etiquetado.
Finalmente, la catedrática de la Universidad Complutense de Madrid, Montaña Cámara, ha apuntado que los españoles parecen haberse vuelto «más hedonistas», lo que podría estar relacionado con la insatisfacción ante el etiquetado actual de los productos alimentarios.
Ante todos estos cambios, parece claro que la interacción entre los consumidores, la industria alimentaria y el medio ambiente está en un punto de inflexión. La manera en que se comunique la información sobre los alimentos, así como las iniciativas hacia la sostenibilidad, serán esenciales para definir las tendencias de compra en el futuro. Sin duda, un tema que merece seguir explorándose y considerando su evolución en un entorno en constante cambio.
