La estrategia presentada por el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, destaca la importancia de la alimentación como base para mantener una sociedad sana y una calidad de vida saludable. Esta iniciativa surge como respuesta a la necesidad de establecer un sistema alimentario que no solo satisfaga las demandas actuales, sino que también proteja y revitalice el medio rural en España. En un entorno marcado por desafíos globales, como la guerra en Ucrania y el cambio climático, es crucial fortalecer la **seguridad alimentaria**.
Desafíos de la estrategia nacional
La Estrategia Nacional de Alimentación (ENA) se centra en seis desafíos clave que abarcan toda la cadena alimentaria, desde el campo hasta la mesa. Uno de los principales objetivos es el «abastecimiento estratégico», que busca garantizar la disponibilidad y estabilidad en el suministro de alimentos. Este enfoque incluye el impulso de políticas comerciales que contribuyan a la **competitividad** del sector agroalimentario.
El segundo desafío se orienta hacia la creación de «sistemas alimentarios sostenibles». Esto implica integrar la sostenibilidad en áreas como las compras públicas y la gestión de envases, promoviendo prácticas responsables y fomentando la circularidad y la bioeconomía para aprovechar los subproductos.
El «fortalecimiento de las áreas rurales y costeras» es el tercer reto, que aboga por la mejora de la competitividad mediante la formación, las ayudas económicas y políticas que aseguren un relevo generacional en el sector agroalimentario.
Promoción de la alimentación saludable
La estrategia también pone un fuerte énfasis en la «alimentación saludable». Se busca proteger la rica dieta española, asegurando que esté accesible para todos, a través de campañas de sensibilización y una mayor educación alimentaria en los colegios. Esta medida es fundamental para crear una conciencia sobre la importancia de una dieta equilibrada y saludable entre las futuras generaciones.
El quinto pilar de la ENA gira en torno a la «innovación y tecnología en alimentación». Se apuesta por el desarrollo de la **digitalización** de los modelos de producción y por impulsar la generación y transferencia de conocimientos entre todos los actores de la cadena alimentaria. Esto requiere una regulación que facilite y fomente la **innovación** en el sector.
Importancia de la información al consumidor
Uno de los puntos finales de la estrategia se refiere a mejorar la «información alimentaria al consumidor». Esto significa diseñar sistemas claros de etiquetado y asegurar que la información presentada en los canales de compra sea veraz y precisa. En un mundo saturado de mensajes, ofrecer claridad sobre lo que consumimos es más relevante que nunca.
España como potencia agroalimentaria
No se puede olvidar que España es una **potencia agroalimentaria**. Con el cuarto lugar en cuanto a exportación de alimentos dentro de la Unión Europea y séptimo en el mundo, el ministerio destaca un valor comercializado que supera los 74.662 millones de euros. Además, España cuenta con una balanza comercial positiva cercana a los 19.500 millones de euros, lo que demuestra su capacidad en el sector.
En particular, España se destaca como líder mundial en el **producción de aceite de oliva**, ocupando el segundo lugar en el mercado de vino y el tercero en carne de porcino. También es un referente en acuicultura dentro de la Unión Europea, lo que resalta la diversa riqueza agroalimentaria del país.
La presentación de la ENA es un paso importante hacia un futuro más sostenible. A medida que el mundo enfrenta desafíos cada vez mayores en términos de seguridad alimentaria y sostenibilidad, resulta esencial que tanto los productores como los consumidores se comprometan a adoptar prácticas que protejan nuestro entorno y promuevan una alimentación accesible y de calidad. Con esta mirada hacia el futuro, queda claro que el camino hacia un sistema alimentario más eficiente y responsable está en nuestras manos.