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La revolución de los tractores eléctricos en la agricultura moderna

La industria de maquinaria agrícola está en plena carrera hacia la electrificación de sus equipos. Pese a las prometedoras innovaciones, la realidad muestra una llegada al mercado aún lejana, con precios considerablemente altos para los agricultores y limitaciones técnicas evidentes, especialmente en las versiones de gran cilindrada.

Para fabricantes de renombre como New Holland o John Deere, la estrategia de electrificación no se limita a la mera sustitución del motor de combustión por uno eléctrico. Las claves para esta transición tecnológica se encuentran también en la adaptación de distintos componentes de las máquinas y en la exploración de otras fuentes de energía, como el hidrógeno o el gas natural comprimido.

  1. New Holland se encuentra desarrollando un tractor de 75 caballos, alimentado por baterías, que espera lanzar al mercado el próximo año. José Llopis, director de Marketing de la compañía, señala que las baterías necesarias para un tractor de 100 caballos, con una autonomía equivalente a un depósito de 600 litros de diésel, ocuparían un volumen de 10.000 litros. «Eso pesa una barbaridad. Hablaríamos de llevar un remolque detrás del tractor sólo para llevar las baterías», explica Llopis.
  2. John Deere, por otro lado, tiene como objetivo la electrificación completa de todos sus productos con menos de 100 caballos. La firma ha desarrollado la primera transmisión variable continua, con división de potencia electromecánica, que reemplaza los componentes hidráulicos por elementos eléctricos, garantizando así una mayor durabilidad.
  3. Fendt también se suma a este esfuerzo con el desarrollo de un tractor totalmente eléctrico de 68 caballos de potencia, aún en fase de pruebas.

En este escenario de transición energética, la asociación Ansemat, representante de los fabricantes de maquinaria agrícola, destaca la necesidad de equilibrar la oferta y la demanda. Según Ignacio Ruiz, secretario general de la asociación, «la brecha entre las innovaciones que ofrece la industria y las posibilidades de demanda de los agricultores puede ir en aumento si no se adaptan adecuadamente a las necesidades del sector».

En definitiva, la tecnología avanza a paso firme hacia una mayor sostenibilidad en el sector agrícola, pero el camino aún presenta retos significativos. La adaptación al mercado, el precio y la autonomía de los tractores eléctricos son los desafíos más inmediatos a superar.

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