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La transformación sostenible del olivar español redefine la producción de aceite de oliva

La rica tradición del cultivo del olivar en España vive una fase de cambio y adaptación, con una clara orientación hacia una agricultura más eficiente, sostenible y preparada para enfrentar el cambio climático. No es ningún secreto que el futuro de la industria del olivar se presenta prometedor. Cabe esperar que la demanda de aceite de oliva siga en alza a nivel mundial, en gran medida debido al creciente interés en los beneficios para la salud de la dieta mediterránea y el auge de la clase media en mercados emergentes.

El sector no es ajeno a los retos que impone el cambio climático. Se está trabajando más que nunca en investigación y desarrollo para mejorar la resistencia de los olivos a las temperaturas extremas y, por otro lado, el uso del agua se está reduciendo al máximo mediante técnicas de riego más eficientes.

La concentración en técnicas de cultivo sostenibles es evidente. Solo el 13% de las explotaciones continúan con la labranza tradicional, mientras que la mayoría adopta técnicas de labranza mínima (38%), cubierta vegetal (29%) y no laboreo (13%). Asimismo, la apuesta por la agricultura ecológica es notable, con un crecimiento significativo de este tipo de plantaciones en la última década.

La optimización del uso del agua es un factor clave para el futuro del sector. Más del 95% de la superficie ya cuenta con sistemas de riego localizado, lo que facilita la optimización del agua utilizada en el riego. Los esfuerzos futuros deben centrarse en mejorar aún más la eficiencia de estos sistemas de riego, con la ayuda de la sensorización, la teledetección y equipos de control avanzados.

En la actualidad, España lidera la producción mundial de aceite de oliva con el 43% del total y el 66% del total producido en la Unión Europea. Los demás productores principales también se ubican en la cuenca mediterránea, incluyendo Italia, Grecia, Túnez, Turquía, Marruecos, Portugal y Siria.

A nivel económico, las aceitunas y el aceite de oliva desempeñan un papel importante en España, representando el 14% de la facturación total de la producción vegetal. El valor promedio de producción en las últimas cinco campañas ha sido de 4.074 millones de euros, y se estima que para la campaña 2022/23 este valor ascenderá a 4.736 millones de euros, según datos del MAPA.

Por último, pero no menos importante, es destacable la sólida presencia cooperativa en el sector del olivar. Representa la segunda posición en facturación en el cooperativismo agroalimentario español, solo superado por frutas y hortalizas, con el 13% de la facturación total.

Estamos ante un futuro que promete, donde es esencial la incorporación de jóvenes para garantizar el relevo generacional, la continuidad en la aplicación de técnicas sostenibles, la eficiencia en los sistemas de riego, el incremento de la apuesta por el aprovechamiento de subproductos, y el apoyo de la innovación y digitalización para ser más competitivos.

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