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Sector cárnico celebra el avance de la UE para proteger denominaciones cárnicas

Sector cárnico celebra el avance de la UE para proteger denominaciones cárnicas

El Consejo de ministros de Agricultura de la Unión Europea dio en su reunión del 22 y 23 de septiembre un primer espaldarazo político a limitar el uso de denominaciones cárnicas tradicionales. La patronal del sector en España, Anice, celebra el movimiento como un «paso decisivo» para blindar términos como «carne» o «bacon» frente a productos que no proceden de animales.

El debate se encuadra en la revisión del Reglamento de la Organización Común de Mercados (OCM) de productos agrarios. La propuesta estudiada busca que términos asociados históricamente a la carne solo se apliquen a alimentos con ingredientes de origen animal, con el foco en el etiquetado y la comercialización de alternativas vegetales que imitan su apariencia, sabor o textura.

El expediente pasa ahora a la arena legislativa europea, con margen para cambios en el Parlamento. Para el sector, el objetivo inmediato es despejar dudas en la etiqueta y evitar la confusión del consumidor.

Qué cambia en la OCM

La discusión ministerial no aprueba aún una norma, pero marca la dirección del futuro texto. Según Anice, existe un «amplio consenso» para reforzar la transparencia en el mercado y proteger denominaciones que consideran vinculadas a la tradición y a la trazabilidad del producto cárnico.

La asociación denuncia la «usurpación» de nombres de venta por parte de alternativas vegetales y defiende que el etiquetado no induzca a error sobre el origen y la naturaleza del alimento. El núcleo de la reforma pasa por reservar las denominaciones cárnicas a productos con carne o con otros ingredientes de origen animal, con criterios homogéneos en toda la UE.

En paralelo, la patronal recuerda que el 19 de julio ya había exigido un marketing «leal, coherente y respetuoso» con los consumidores y con la labor de la cadena ganadero-cárnica.

La posición de Anice

Anice sostiene que las imitaciones vegetales pueden acercarse en proteína, pero no equiparan los perfiles nutricionales de la carne. El argumento, insiste, no es solo sectorial: el uso de nombres asociados a categorías tradicionales condiciona la percepción del consumidor y su elección de compra.

La organización valora como «muy positiva» la dirección marcada por los ministros e insta a que se plasme sin ambigüedades en la reforma de la OCM. Reitera que la medida no prohíbe la venta de alternativas, sino que fija límites claros a sus denominaciones comerciales.

Anice pide además coherencia con el marco comunitario y evitar soluciones que abran puertas a interpretaciones divergentes en los Estados miembros.

Marco vigente en España

España ya dispone de una referencia legal específica. El Real Decreto 474/2014, que aprueba la norma de calidad de derivados cárnicos, reserva las denominaciones de venta de la carne y sus derivados a productos que contengan carne u otro ingrediente de origen animal como componente principal. La intención del sector es que ese estándar se consolide y armonice a escala europea para reducir litigios y disparidades regulatorias.

La patronal subraya que una protección explícita en la legislación de la UE facilitaría la vigilancia y la trazabilidad a lo largo de la cadena de suministro, desde la explotación ganadera hasta el punto de venta.

El proceso en Bruselas

La Comisión Europea ha abierto recientemente el debate sobre la reforma del Reglamento (UE) 1308/2013, invitando a los actores interesados a remitir comentarios. Anice ya ha presentado observaciones para reforzar la protección de las denominaciones cárnicas y rechaza la creación de «listas positivas» de términos, que, a su juicio, añadirían inseguridad jurídica.

La iniciativa normativa fue impulsada en origen por 12 Estados miembros, entre ellos España, y posteriormente recibió el respaldo de otros seis países. El expediente está ahora en manos del Parlamento Europeo, donde la patronal advierte que permanecerá «vigilante» para que no se produzcan giros en la tramitación.

Para el sector ganadero-cárnico, se trata de un paso clave hacia un etiquetado más claro y transparente, con información veraz para el consumidor y protección de las denominaciones tradicionales. A la espera del texto definitivo, el debate continuará en las instituciones europeas con el cierre del periodo de consultas y el comienzo de las negociaciones formales.

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