«Las demandas de la industria alimentaria en medio de las protestas del campo», se trata de un giro vertebrador en el sector agroalimentario español reciente. El director general de la patronal de supermercados Asedas, Ignacio García Magarzo, ha realizado un inesperado llamamiento en un contexto de protestas de agricultores que se registran por todo el país.
El máximo representante de Asedas ha solicitado a los agricultores «responsabilidad» y a las autoridades «garantías». Se espera que estas medidas se tomen para asegurar que la libre circulación no se vea entorpecida y las protestas no generen el colapso del tráfico y la distribución de productos alimentarios, un factor crucial en la operatividad diaria de supermercados y autoservicios.
García Magarzo pide explícitamente que «el derecho a manifestarse de los agricultores sea compatible con la libre circulación de mercancías y no se colapsen las vías de tráfico». Este drama social, que ya ha tenido su primer pico de tensión con actos vandálicos registrados, como la quema de un camión en Antequera (Málaga), en un centro logístico de una empresa de supermercados, podría tener repercusiones adversas en la cadena de suministros de alimentos si no se toman las medidas adecuadas.
El director general de Asedas ha insistido en la dependencia de la cadena alimentaria respecto a un transporte eficiente y seguro. Los productos, comentó, deben llegar desde el campo hasta los estantes de los supermercados en «tiempo real y en unos plazos muy cortos». Se trata de un conjunto de tareas que cumplen un gran número de personas para asegurar que «cuando se abren los lineales por la mañana no falte ningún producto».
Es por estas razones por las que ha depositado su confianza en que las protestas agrícolas no interrumpan la cadena de suministro o la distribución alimentaria, y ha hecho un llamado a las partes involucradas para encontrar un equilibrio entre el derecho a la protesta y la necesidad de la sociedad de mantener la normalidad en el suministro de alimentos.