Los agricultores españoles enfrentan un panorama complicado para el cultivo de la remolacha en 2025. El desánimo se ha apoderado de un sector que, el año pasado, experimentó un aumento en la siembra. Pero, ante la dura realidad del desplome de los precios del azúcar, que han caído entre un 40 % y un 50 % en solo un año, las proyecciones son sombrías. En consecuencia, se estima que la siembra de remolacha disminuirá, revertiendo la tendencia al alza conocida recientemente.
El impacto de los precios del azúcar
La cotización del azúcar, a nivel internacional, está tocando fondo, lo que desanima a los productores de remolacha. Según las empresas del sector, este año se percibe que la expansión de la superficie de siembra se detendrá, contrastando con el aumento registrado en la campaña anterior. Las cifras son alarmantes, ya que los precios del azúcar blanco en Londres alcanzaron su punto más bajo en enero, con unos 481 euros por tonelada.
La producción remolachera de España se encuentra principalmente en Castilla y León. Esta región alberga fábricas azucareras en localidades como Olmedo, La Bañeza, Toro y Miranda de Ebro, donde también reciben remolacha de otras comunidades como La Rioja y el País Vasco. En Andalucía, Jerez de la Frontera se destaca por contar con la única azucarera europea que procesa remolacha de verano, cultivada en la propia región.
Datos de producción y siembra
En 2024, España logró una producción de 3,71 millones de toneladas de remolacha en 152.100 hectáreas. Este logro representó un incremento anual del 32,4 % en la cosecha de verano y del 30,1 % en invierno, mientras que la superficie cultivable aumentó un 7,2 % y un 32,5 %, respectivamente, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Sin embargo, el futuro inmediato se presenta incierto.
El coordinador del servicio agronómico de la cooperativa ACOR, Javier Narváez, ha avisado sobre los bajos rendimientos que se están registrando, inferiores a 90 toneladas por hectárea. Esta situación, sumada a la caída del 40 % en los precios azucareros, ha generado la percepción de que en la próxima temporada se reducirá la superficie destinada al cultivo de remolacha. Narváez indicó que, si bien en la campaña 2024/25 ACOR contrató 12.150 hectáreas, este año la superficie podría disminuir entre un 5 % y un 6 %.
Incertidumbres del sector y factores externos
La incertidumbre no solo radica en los precios del azúcar. También hay preocupaciones acerca de la prohibición constante de fitosanitarios que afecta a los cultivos en Europa. Este aspecto se suma a la adversidad que enfrentan los agricultores, quienes deben lidiar con la competencia generada por los acuerdos comerciales internacionales.
Desde Azucarera, se señala que hay una intención de mantener «un nivel razonable» de retención de las superficies, especialmente en explotaciones con mayor potencial productivo. Las ofertas se ajustarán a las condiciones del mercado, buscando garantizar un ingreso mínimo y minimizando la incertidumbre agronómica. Aún así, el contexto sigue siendo complicado.
Perspectivas futuras: Unión Europea y Mercosur
El futuro del sector azucarero no solo depende de la situación interna, sino también de factores externos como el acuerdo pendiente entre la UE y Mercosur y las negociaciones para la adhesión de Ucrania a la Unión. Ambas cuestiones pueden influir significativamente en el mercado europeo y, por ende, en el cultivo de remolacha en España.
Según fuentes de la industria, la entrada de grandes cantidades de azúcar a la UE podría ofrecer ventajas arancelarias, haciendo que la producción nacional se vea aún más complicada. Este escenario se presenta como uno de los más desafiantes para los remolacheros, quienes se ven fuertemente afectados por la regulación europea en cuanto a fitosanitarios permitidos. La dualidad de ser productores en un entorno regulado y, al mismo tiempo, competir con azúcar más barato importado, plantea un dilema considerable para el sector.
Con todas estas variables en juego, la agricultura de remolacha en España se enfrenta a un momento crítico, donde las decisiones a tomar en los próximos meses serán esenciales. ¿Cómo responderán los agricultores ante estos desafíos? La evolución del sector se mantendrá en el centro de atención, en un contexto donde la producción agraria es cada vez más vital para la economía del país.








