El pasado martes, el titular de la cartera de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, Luis Planas, emitió una llamada de alerta sobre el efecto amenazante del cambio climático sobre la producción alimentaria, con un particular énfasis en las implicaciones para la región del Mediterráneo. Esta declaración la realizó durante una reunión ministerial que tuvo lugar en Chipre.
Planas hizo hincapié en la necesidad de afrontar de manera activa y adaptativa los retos que plantea el cambio climático, especialmente aquellos relacionados con la escasez de agua y el incremento de las temperaturas. Posicionar a la agricultura frente a los cambiantes paradigmas climáticos se presenta como un imperativo ineludible según el mandatario.
Un tema recurrente a lo largo de su intervención fue la importancia de un uso eficiente del agua. Planas propuso la utilización de aguas no convencionales como parte de la solución a la penuria hídrica. También trajo a colación el uso creciente de técnicas de riego digitalizadas, destacando que España, junto a Israel, son pioneros en la implementación de esta metodología en la agricultura de sus territorios. Con cerca del 58% de su superficie agrícola engagement en prácticas de riego de precisión y digitalización, España evidencia un aprovechamiento del agua a través de sofisticados sistemas de sensores, drones y satélites.
Es relevante resaltar la alusión que hizo Planas a las «nuevas técnicas genómicas» como instrumental esencial para generar nuevas plantas y semillas que se adapten a las condiciones climáticas emergentes y sean capaces de mantener la producción alimentaria.
Finalmente, durante la reunión en la que participaron ministros de agricultura de otros ocho países de la Unión Europea, Planas percibió un punto de inflexión en lo que denominó «el antes y después de Famagusta». El reconocimiento de la importancia de coordinar esfuerzos entre los países mediterráneos es crucial para afrontar juntos esta amenaza y las oportunidades presentadas por un nuevo ciclo político en la política europea. La cooperación internacional y las alianzas entre diferentes actores parecen ser la vía para abordar los desafíos y oportunidades de un planeta en constante cambio climático.