El panorama de la cesta de la compra en España parece un tablero de ajedrez en el que diversos factores se mueven en distintas direcciones. Según un estudio llevado a cabo por PricewaterhouseCoopers para la Asociación de Empresas de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc), la componente impositiva del IVA, las condiciones climáticas y la relajación aún incipiente del precio en origen son barreras para una disminución más pronunciada y veloz del costo de los alimentos.
El 0,4% de encarecimiento de la cesta de alimentos en comparación con el mes anterior, y el incremento del 4,7% respecto al año pasado, pone de relieve esta inquietud. Los aceites y grasas, por citar un caso, han experimentado un ascenso en su costo de casi un 50% en términos anuales.
Ante este panorama, las previsiones apuntan a un cierto estancamiento en la moderación del IPC alimentario, especialmente para los alimentos procesados. ¿Y por qué? En los últimos meses en España, los precios de los alimentos en origen han mostrado un ritmo lento de moderación. Al tratarse de productos agrícolas, han subido un 70% y los de origen animal han visto un incremento del 54% sobre los niveles de enero de 2021, lo que ejerce presión sobre los precios.
Además, el estudio destaca la especial vulnerabilidad de España frente a cambios climáticos. Datos de una publicación de la revista Nature afirman que el calor extremo del verano de 2022 elevó la inflación alimentaria en Europa entre 0,43 y 0,93 puntos porcentuales, una cifra que podría aumentar entre un 30% y un 50% debido al proyectado calentamiento para 2035.
Pero no solo el clima influye, sino también el factor impositivo. A partir del 1 de julio, los alimentos básicos verán restaurada su tasa original de IVA. Desde enero de 2023 se había eliminado el IVA a alimentos básicos como el pan, la leche, las legumbres, el queso, las frutas y las patatas y se había rebajado del 10 al 5% el del aceite de oliva, pastas y otros aceites comestibles. Esta variación fiscal, según los expertos, supondrá un «fuerte contrapeso» a la moderación de los precios alimentarios, que se estima en alrededor de 1,4 puntos porcentuales.
A pesar de este panorama, el análisis destaca que entre enero de 2021 y febrero de 2024, en España, los precios de los alimentos han aumentado un 32,4%, lo que sitúa a España en la duodécima posición entre los 27 países de la Unión Europea. En la UE, la media es muy similar, del 32,5%, con Irlanda siendo el país con menor inflación en alimentos (19,5%) y Hungría liderando la tabla, con un aumento del 76,7% en el precio de su cesta de la compra en estos tres años.
Por tanto, precio en origen, clima e IVA marcan el ritmo de la danza que representa la evolución del precio de la cesta de la compra. Una danza que, a la vista de los datos, parece tener aún mucho recorrido.