El día a día de las trabajadoras del sector rural en España: menos salario y mayor precariedad. Este es el diagnóstico que revela el informe ‘Salarios Agrarios’ del Ministerio de Agricultura; las mujeres con contratos indefinidos en trabajos del campo ganaron en 2023 un 3,2% menos por jornada que sus contrapartes masculinas, y si se trata de contratos temporales la diferencia dispara hasta el 7,6%.
Pero no todas las noticias son desalentadoras. El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) presenta los siguientes cambios positivos:
1. El número de mujeres jóvenes (entre 25 y 29 años) dedicadas a la agricultura, ganadería y pesca ha aumentado de 11.000 en 2014 a 13.900 en 2023.
2. En la franja de edad entre los 50 y los 59 años, el número de trabajadoras del campo ha aumento hasta las 49.400 actuales, si bien este crecimiento se vio ligeramente empañado por una caída en 2020 debido a la pandemia de la COVID-19.
3. A pesar de que ha habido un descenso del 18,2% en el número de mujeres de entre 40 y 49 años ocupadas en la agricultura y la ganadería desde 2021, este grupo demográfico había experimentado un importante crecimiento en la ocupación en el campo entre 2020 y ese año.
Sin embargo, un desafío persistente sigue siendo la desigualdad en la gestión de la tierra: las mujeres son titulares de solo el 32% de las explotaciones agrarias en España, y de los jefes de explotación, solo el 25,78% son mujeres, según datos del Ministerio de Agricultura. Además, un informe del mismo Ministerio nos recuerda que en todas las comunidades autónomas la superficie media de las explotaciones cuyo titular es un hombre es superior a las explotaciones cuya titularidad corresponde a una mujer, y advierte que las explotaciones de mujeres tienen una dimensión económica casi un 40 % menor que la media nacional.
Los roles de género tradicionales también influyen en el ámbito laboral rural, provocando una escasez de oportunidades para las mujeres debido a la falta de infraestructuras y servicios básicos que liberalicen la carga exclusiva de «cuidadoras domésticas». En términos demográficos, el medio rural español se destaca por su envejecimiento, masculinización y sobre cualificación femenina.
Este panorama aportaría respuesta a las cuestiones planteadas sobre las condiciones laborales de las mujeres en el ambiente rural, y deja en evidencia cómo unas características demográficas particulares crean barreras adicionales para las mujeres que buscan emplearse en este sector. Agitando así cuestiones más amplias sobre la igualdad de género en el trabajo rural, las políticas de desarrollo rural y las estrategias para atraer y retener a las trabajadoras en el sector primario.