En un avance que podría revolucionar la industria agrícola y ornamental, un consorcio internacional de investigadores, incluyendo profesionales de la Universitat Politècnica de València (UPV), ha dado con el gen esencial para la formación de espinas en especies como las berenjenas o las rosas. Este descubrimiento abre un mundo de posibilidades, como el desarrollo de nuevas variedades sin espinas de cultivos como las berenjenas o las zarzamoras, e incluso en flores ornamentales como rosas.
Gracias al uso de técnicas innovadoras de edición genética como las CRISPR/Cas, los científicos han identificado este gen clave, nombrado como LOG (LOnely Guy). Este hito científico no solo ha sido posible gracias al trabajo de la UPV, sino que también ha contado con el liderazgo del Instituto Universitario de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana (Comav) y el reputado Cold Spring Harbor Laboratory de Nueva York. Sin embargo, el estudio también ha contado con la participación de otras 19 instituciones de varios países, ratificando la naturaleza global y colaborativa de esta investigación.
Los estudios previos permitieron a estos investigadores analizar las razones evolutivas de las espinas en diversas plantas como las rosas, berenjenas y azufaifos, normalmente utilizadas como un mecanismo de defensa contra los herbívoros. Utilizando técnicas de mapado genético y múltiples cruces durante casi una década, lograron descubrir que el gen LOG, implicado en la síntesis de citoquininas (hormonas vegetales), juega un papel fundamental en la formación de espinas y otras estructuras afiladas óseas.
Este descubrimiento tiene repercusiones que van más allá de la simple eliminación de las espinas. Según el equipo de la UPV, la implementación de esta técnica sería relativamente simple y podría tener un gran impacto con numerosos beneficios. Los agricultores podrán manipular y cosechar cultivos con menor riesgo de lesiones, habrá una disminución de daños post-cosecha causados por las espinas y una reducción general en los costos de producción, según comenta Jaime Prohens, investigador del Comav de la UPV y uno de los autores del estudio.
Sin duda, este hallazgo representa un paso adelante en el esfuerzo por conseguir cultivos y variedades ornamentales sin espinas, lo que no solo aumentará la rentabilidad para los agricultores, sino que también podría conducir a una mayor aceptación y consumo por parte de los consumidores.