El libro «El vino de alta gama en España. En el camino de la excelencia», que fue presentado el pasado miércoles, refresca la necesidad de impulsar la mejora y consolidación del valor añadido de los vinos de alta gama en España. Resalta un déficit evidente: España debe tener una mayor presencia de vinos entre los más premium y caros a nivel mundial.
El libro ha sido llevado a cabo con la colaboración de Carlos Moro, presidente de Bodegas Familiares Matarromera, Raúl Compés, director del Instituto Agronómico Mediterráneo de Zaragoza, y Vicente Sotés, catedrático emérito de viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid. El objetivo no es otro que el de resaltar el catálogo de los mejores vinos españoles y la reciente evolución de marcas, bodegas, y regiones productoras especializadas en la producción de alta gama.
La publicación defiende que «fortalecer la alta gama» es una de las formas más efectivas para que España mejore la imagen y el posicionamiento comercial del sector vitivinícola como estrategia para incrementar su valor. La intención es clara: no solo aspirar a ser el viñedo del mundo, sino también ser reconocidos por nuestra capacidad para elaborar algunos de los mejores vinos del planeta.
Para ello, la alta gama no se define cuantitativamente, sino que se identifica como una combinación de prestigio, glamur y precios elevados. En este sentido, uno de los parámetros ineludibles es el precio. En España, la alta gama está distribuida en todas las regiones, aunque más concentrada en las denominaciones de origen Ribera del Duero, Rioja y Priorat.
Escasean las marcas españolas en las clasificaciones de referencia de los mejores y más caros vinos del mundo. Los coordinadores lo tienen claro: España necesita tener una mayor presencia en estas listas. Tal y como indican en el libro, el número debería ser aproximadamente 13, considerando el peso del sector vitivinícola español en la producción mundial.
Para revitalizar esta categoría de vinos, sugieren en primer lugar, concienciar acerca de los vinos situados en este segmento y, en segundo lugar, aumentar su producción. Entre otras estrategias, se propone el «paradigma 50+50+50», que defiende que España debería contar con al menos 50 marcas, que distribuyan más de 50.000 botellas cada una, a un precio de 50 euros la botella, como mínimo.
Así, «El vino de alta gama en España. En el camino de la excelencia» supone una reflexión necesaria sobre cómo aprovechar la capacidad productiva y la experiencia en innovación de España para agregar un mayor valor al vino de alta gama español.