España ha experimentado un avance significativo en su lucha contra los incendios forestales respecto a su comparativa anual. En el 2024, España ha visto una disminución del 46,3% en hectáreas calcinadas por estos desastres naturales, en comparación con las cifras del 2023. Esta mejora no niega el hecho de que permanezca una constante amenaza latente, debido a la abundante materia combustible acumulada.
Este cambio notorio se atribuye a diversas circunstancias favorables, especialmente meteorológicas, que han transcurrido a lo largo del año. En concreto, lluvias abundantes durante las últimas etapas de la primavera y los inicios del verano, así como olas de calor menos frecuentes en el período estival y sucesivos días de lluvias y tormentas, han reducido la virulencia de los incendios forestales.
Según indica Víctor Resco de Dios, ingeniero de Montes y profesor de ingeniería forestal de la Universidad de Lleida, debemos evitar confiar únicamente en las condiciones meteorológicas favorables para la gestión de los incendios forestales. En este sentido, aunque la meteorología ha sido un aliado este año, la amenaza latente de los incendios forestales persiste, sobre todo por la acumulación de combustible potencial en la masa forestal que, sin gestión, augura futuros megaincendios.
El contraste entre los años con mayor y menor superficie quemada revela los extremos del problema de los incendios forestales. Mientras que en el 2022 se registró la superficie más afectada de la década (248.793,9 hectáreas arrasadas), en el 2018 se registró el menor número de estas fechas, con tan solo 19.835,62 hectáreas.
Según el Miteco, en lo que va de año los incendios que han superado las 500 hectáreas alcanzan la cifra de 16, igualando la media de la década, y uno menos que en 2023. El profesor Resco de Dios destaca que es preferible una gestión continua y moderada del fuego en los ecosistemas forestales que alternar entre años de alta y baja incidencia de incendios forestales. Además, enfatiza la necesidad de políticas preventivas fuertes en la lucha contra los incendios, las cuales son más eficientes y menos costosas que la extinción de las llamas.
Pese a que la mayoría de los incendios forestales son causados por negligencias humanas, accidentes o intencionalidad, el número de igniciones ha bajado considerablemente en los últimos años. Sin embargo, para lograr un control efectivo de los incendios forestales se requiere prestar mayor atención a factores como el abandono rural, el inadecuado estado de la vegetación y el cambio climático.