El cultivo de la cebada se ha vuelto oficialmente la variedad más cultivada en España. Un dato curioso es que la obtención de este cereal se remonta a finales de los años 50, y es precisamente la variedad autóctona de Albacete la que los agricultores prefieren. Esta noticia es fruto de la década de investigación realizada por la Estación Experimental de Aula Dei (EEAD), un referente en la investigación agraria que en 2024 cumplirá 80 años.
Este centro de investigación, que actualmente forma parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se consagró desde sus inicios como una de los más destacados en el ámbito de la investigación agraria. La principal vocación de la EEAD ha sido siempre la de estudiar y mejorar los cultivos propios de los climas mediterráneos y de los ecosistemas semiáridos.
Dentro de sus líneas de investigación, es destacable su énfasis en la mejora genética. Su reto fundamental es el desarrollo de variedades que sean prolíficas y adaptables a las condiciones climáticas de la región mediterránea, con veranos intensos y disponibilidad limitada de agua.
En 1949, cinco años después de su fundación, la EEAD inició un trabajo de investigación que resultaría, casi una década después, en la obtención de la cebada de Albacete. Según la EEAD, esta variedad se puede considerar como la de mayor importancia económica para la agricultura de secano de España. La cebada Albacete, caracterizada por su resistencia excepcional a la sequía, obtuvo un éxito inmediato y a finales de los 80 se cultivaba en alrededor del 50 % de los terrenos semiáridos de España.
Además de la cebada, la EEAD ha estado igualmente trabajando en el desarrollo de nuevas variedades de triticale, un cereal híbrido que se utiliza principalmente como forrajera en España. El centro también realiza una labor relevante en la mejora de los frutales, cuyos resultados son licenciados para su uso en otras zonas con climatología similar a la de España, como Grecia o Israel.
La EEAD es una entidad vital en el desarrollo de la agricultura española y mediterránea. Su labor en la mejora de variedades de plantas más resistentes y adaptadas a las condiciones climáticas regionales ha supuesto un gran impacto económico y social. Además de la optimización de variedades de cultivo, la EEAD también se centra en el conocimiento de los procesos que limitan los rendimientos de las plantas y en el desarrollo de sistemas agrícolas comprometidos con las buenas prácticas medioambientales. Este último punto incluye tópicos como la eficiencia de los sistemas de riego o las técnicas de manejo del suelo para minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero.