La Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea ha dado un paso decisivo con la implementación de una nueva reserva agrícola. Esta iniciativa, que separa los fondos de ayuda directa a los agricultores, responde a las crecientes tensiones geopolíticas y a los desafíos climáticos que enfrenta el sector. La reserva, antes conocida como reserva de crisis, ha sido activada recientemente para apoyar a los productores europeos, destacando su vital importancia en el panorama agrícola actual.
La PAC ha experimentado una reforma significativa, al desvincular la reserva agrícola de los pagos directos a los agricultores. Este cambio permite una mayor flexibilidad y respuesta inmediata frente a crisis, sin afectar directamente a los productores.
En 2022, la reserva se activó para asistir a los agricultores afectados por la invasión rusa de Ucrania. Este año, se ha asignado un paquete adicional para los productores de cereales y oleaginosas en varios países europeos, demostrando su papel esencial en tiempos de conflicto.
Además, se han destinado recursos significativos para contrarrestar los efectos de eventos climáticos, beneficiando a países como España, que ha sufrido severamente por la sequía.
Expertos en el sector, como Ignacio López de ASAJA y José Luis Miguel de COAG, coinciden en que, aunque la reserva es un paso adelante, aún se requiere un fortalecimiento para abordar la volatilidad de los precios y los retos del cambio climático. Ambos abogan por una mayor asignación de fondos y una gestión de riesgos más efectiva.
Javier Alejandre, técnico en Política Agraria Común de UPA, advierte sobre los desafíos futuros, enfatizando la necesidad de adaptar los seguros agrarios a las nuevas realidades del cambio climático.
La situación actual de la agricultura en la UE demanda un enfoque renovado y dinámico. La reserva agrícola de la PAC se perfila como un instrumento crucial para este propósito, aunque es evidente que aún quedan pasos por dar para garantizar su eficacia total. La adaptación, flexibilidad y ampliación de recursos serán claves para asegurar la viabilidad de las explotaciones agrícolas y afrontar los desafíos del cambio climático y las tensiones geopolíticas.