En la Sierra de Cazorla, en Jaén, se encuentra una de las variedades de olivo más singulares del mundo: el royal. Esta aceituna autóctona estuvo a punto de desaparecer debido a su baja rentabilidad y la complejidad de su recolección. Sin embargo, el trabajo de pequeños productores y de la Denominación de Origen (DO) Sierra de Cazorla ha propiciado su recuperación.
Paco Bayona, un olivarero de cuarta generación, explica que «anteriormente, la recolección se hacía con vara y se perdía mucha ramiza, lo que desanimaba a los recolectores». La introducción de nueva maquinaria ha cambiado esta realidad, permitiendo que el olivo royal «esté tomando apogeo» y hoy en día sea «uno de los más buscados en la zona». Aunque su rendimiento es inferior al de variedades como la picual, que oscila entre el 20-22% frente al 23-25%, la calidad del aceite producido compensa esta diferencia. Bayona destaca que el aceite de roya se obtiene al recoger las aceitunas en su estado más fresco, lo que resulta en un producto de «propiedad exquisita».
Características del olivo royal
Baltasar Alarcón, gerente de la DO Sierra de Cazorla, subraya que esta variedad se distingue por su excepcional adaptación a las condiciones geológicas y climáticas de la región. «El olivo royal es un ser vivo que se adaptó a su entorno», afirma. Su extraordinaria adaptación ha permitido que desarrolle un sistema radicular capaz de sortear la capa caliza superficial, buscando nutrientes y agua en profundidades. Esto le confiere una notable resistencia, superior a otras variedades.
La variedad royal produce un aceite con aromas que evocan el césped recién cortado, la manzana y la almendra verde. En cuanto a su sabor, se aprecia un carácter suave y elegante, con un amargor leve y un picante delicado que se manifiesta de manera gradual, como «las ondas que provoca una piedra al caer en un estanque», según describe Alarcón.
Proyecto 12MIL Royales y cultivo ecológico
Un claro ejemplo de la recuperación del olivo royal es el proyecto 12MIL Royales, liderado por una familia de olivareros que apostaron por el cultivo ecológico y la recolección temprana. Alexandra Martín de Cabiedes, cofundadora y parte de la quinta generación familiar, indica que hace casi 20 años sus abuelos decidieron plantar 12.000 árboles royales de forma ecológica. «Hoy, embotellamos y compartimos nuestro aceite, siendo conscientes de su gran valor», señala.
El aceite de royal de Cazorla, conocido por su calidad, aroma y equilibrio, se consolida como un símbolo del patrimonio agrario andaluz. Tras haber estado al borde de la desaparición, este producto resurge con fuerza, asegurando un futuro prometedor en el ámbito agroalimentario.








