La reciente hoja de ruta de la Comisión Europea para el futuro de la agricultura y la alimentación destaca aspectos fundamentales que han sido defendidos por España, especialmente en lo que respecta a garantizar precios justos en el campo y a apoyar a la agricultura familiar. Este enfoque busca impulsar un sector agrícola más sólido y sostenible, en un contexto global cambiante.
El papel de la Comisión Europea en la agricultura española
Durante su visita a España, el comisario europeo de Agricultura y Alimentación, Christophe Hansen, fue recibido por el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas. En este primer día de reuniones, Planas destacó la necesidad de implementar políticas «más positivas», que carezcan de prohibiciones y que se enfoquen en ofrecer ayudas efectivas al sector primario. Este cambio de enfoque busca fomentar el diálogo y la colaboración entre los agricultores y las diferentes partes interesadas.
Justicia en el sector agroalimentario
Un tema eje que abordó el ministro es la intención de Bruselas de «no tolerar» la venta de productos por debajo de sus costes de producción. Esta medida no solo se alinea con la ley española de cadena alimentaria, sino que también incluye la creación de un observatorio y la formalización de contratos por escrito, herramientas que son claves para asegurar la transparencia y la justicia en las transacciones comerciales.
Además, Planas se mostró a favor de simplificar y enfocar mejor la Política Agraria Común (PAC). Destacó que los fondos deberían ser dirigidos «a quienes más los necesitan», resaltando la importancia de la agricultura familiar y las pequeñas explotaciones. Esto plantea un cambio de paradigma que prioriza la sostenibilidad y la ayuda al sector más vulnerable.
Un futuro sostenible y solidario
Respecto a la PAC, el ministro subrayó que España defiende una política con «personalidad propia», que cuente con un presupuesto sólido y bien dotado. En este sentido, también hizo énfasis en que es fundamental un cambio de enfoque, pasando de condiciones restrictivas a incentivos que promuevan la sostenibilidad de las producciones y la búsqueda de nuevas formas de ingresos en el sector agrícola.
El contexto actual de la agricultura española, marcado por dificultades geopolíticas, demanda una reflexión profunda sobre cómo más allá de los desafíos ya existentes, los agricultores pueden beneficiarse de estos cambios prometidos por la Comisión Europea. Esto se complica aún más en un entorno global donde el comercio internacional puede ser alterado por decisiones unilaterales, tal como mencionó el ministro.
Un comercio agroalimentario en transformación
Planas no dejó de mencionar las cifras del comercio agroalimentario español en 2024, las cuales se presentaron en medio de un clima de incertidumbre. Considera que el acuerdo firmado por la Unión Europea con Mercosur es «muy importante» y «significativo», lo que podría tener un impacto considerable en el comercio y en la producción agrícola.
Además, el ministro aboga por que las importaciones que lleguen a la UE no utilicen fitosanitarios prohibidos dentro del territorio europeo. Esta medida, junto a otras cuestiones relacionadas con la sostenibilidad y la seguridad alimentaria, busca establecer estándares más altos que beneficien tanto a los productores locales como a los consumidores.
Es evidente que la agricultura está en una encrucijada, y las decisiones tomadas en este ámbito no solo afectarán a los agricultores, sino que también influirán en la calidad de los alimentos que consumimos. La apuesta por políticas agrícolas más justas y sostenibles abre un abanico de posibilidades para fortalecer la agricultura familiar y la pequeña explotación, elementos clave para un futuro sólido y seguro en el sector agroalimentario.
Mientras los actores involucrados continúan negociando y ajustando estrategias, el panorama de la agricultura en Europa y, específicamente en España, se presenta repleto de oportunidades y desafíos que merecen una atención constante.








