«Galerna, el horizonte infinito» es el título del documental dirigido por Lucía Goñi (Collado Villalba, 2001). Esta producción cinematográfica recupera una de las tragedias más devastadoras en la historia de la pesca del Cantábrico, que tuvo lugar el 12 de julio de 1961. En aquel fatídico día, se hundieron 21 barcos, y 83 marineros perdieron la vida, de los cuales solo se lograron recuperar dos cuerpos. Sin duda, un episodio que marcó a toda una comunidad.
El impacto emocional de la tragedia
El documental, a través de los ojos de Goñi, rinde homenaje a aquellos que sufrieron la pérdida de seres queridos en esta desoladora circunstancia. La directora se basa en emocionantes testimonios de supervivientes y familiares de las víctimas, tejiendo una narrativa que no solo refleja la tragedia, sino también la fortaleza de las personas que estuvieron involucradas. «La obra nace como un homenaje, primero a mi familia», comenta Goñi, quien destaca que este proyecto es una forma «muy bonita» de rescatar la memoria de aquellos tiempos.
Entre las historias más conmovedoras se encuentra la de las 53 viudas y 126 huérfanos que dejó la tragedia. «Las madres tuvieron que tomar decisiones desgarradoras, como enviar a sus hijos a colegios lejanos para huérfanos, lo que implicaba separarse de ellos y afrontar una soledad abrumadora», recuerda la cineasta. La angustia y la desesperación dominaron a muchas de estas mujeres, quienes se enfrentaron a una dura realidad sin el apoyo de sus parejas.
Condiciones de seguridad en el mar
Es importante entender que el contexto de esa época y las condiciones de navegación eran muy diferentes a las de hoy. «La gente no sabía nadar, los hombres iban a la mar con catorce años, y los barcos eran de madera», señala Goñi. La falta de capacitación y de equipo de salvamento adecuados, junto a predicciones meteorológicas poco confiables, contribuyeron a que la tragedia fuera aún más devastadora.
A pesar de que este suceso fue una de las calamidades más impactantes del siglo XX en el Cantábrico, sirvió como catalizador para mejorar la seguridad marítima. A partir de 1961, se implementaron cambios significativos en el diseño de los barcos, prohibiendo la construcción de aquellos con máquinas de vapor. Estas modificaciones, junto con la mejora en las predicciones meteorológicas, han sido un paso crucial para prevenir situaciones similares en el futuro.
Memoria colectiva y recuperación de historias
Lucía Goñi sostiene que, aunque lo que aconteció sigue muy presente en el imaginario colectivo de la cornisa cantábrica, este legado permanece como un tema casi desconocido para el resto de España. «En la región, la historia sigue viva porque los familiares han luchado para mantenerla en la memoria», afirma. Muchos de los entrevistados le han expresado su agradecimiento por rescatar un tema tan significativo. «Cuando ven el documental, sienten que he logrado que se abran y compartan sus vivencias de una manera sincera», añade.
El documental es un testimonio conmovedor de la resiliencia humana y la necesidad de recuperar relatos que, si bien son dolorosos, también ofrecen una oportunidad para honrar la memoria de quienes vivieron en épocas difíciles. Las historias de aquellos días difíciles nos recuerdan la fragilidad de la vida y la importancia de la solidaridad en tiempos de adversidad.
La obra no solo captura el lamento de una comunidad, sino que invita a reflexionar sobre la evolución de las prácticas pesqueras y las lecciones que podemos aprender de eventos trágicos. En momentos donde las aguas se tornan turbulentas, resulta crucial recordar lo que la historia nos enseña y mantener viva la memoria de quienes nos precedieron. ¿Esta tragedia del pasado no debería recordarnos la importancia de la seguridad y la preparación en el presente? Seguir explorando este tipo de relatos puede ayudarnos a comprender mejor nuestros gremios y las lecciones que el tiempo nos ofrece.








