En tiempos de cambio e incertidumbre, el medio rural español se convierte en terreno fértil para la propagación de bulos. Desde voces que alegan que «las élites provocan sequía para controlar el campo» hasta otros que culpan a los ecologistas de obstaculizar el trabajo de pastores, el paisaje está plagado de desinformación. Sin embargo, el campo no es solo una maraña de conflictos; es un mosaico de identidades y diversidad de intereses que llevan años coexistiendo, luchando codo con codo, en defensa de sus tierras.
En este sentido, el Foro de Acción Rural (FAR) emerge como un faro de esperanza. Formado por una amalgama de organizaciones que representan los intereses rurales, sindicales, agrarios, entre otros, el FAR lleva una década alcanzando consensos. Más allá de simples debates, buscan trazar un camino hacia un modelo rural sostenible y justo para todos.
Es vital reconocer la importancia del medio rural en el tejido socioeconómico de España. A pesar de ocupar más del 80% del territorio, alberga a menos del 20% de la población. Esta disparidad evidencia el fenómeno de la despoblación, que requiere una atención política inmediata. Se hace indispensable una política de Estado para el medio rural que englobe a todos los actores relevantes, basada en un diálogo constructivo y sereno.
La solución al vaciado de los pueblos no se encuentra en simples parches, sino en medidas integrales. Desde potenciar servicios públicos e infraestructuras de calidad hasta garantizar políticas sociales que beneficien especialmente a mujeres y jóvenes. Se trata de proteger nuestro capital natural, como bosques, suelos y aguas, que son la base de la actividad económica. Una apuesta firme por la agricultura y la ganadería familiar sostenible puede ser el motor que revolucione el panorama rural, preservando no solo el patrimonio natural, sino también el cultural.
Frente a la turbulencia política, urge que las diferentes voces del campo sean escuchadas sin manipulaciones. El medio rural merece más que ser utilizado como una herramienta de campaña; necesita ser entendido, valorado y sostenido. Porque, al final del día, su prosperidad se traduce en la de toda España.