En el primer trimestre de 2025, el sector agrario de España ha enfrentado un contexto meteorológico extremo que, a pesar de registrar un 13 % menos de superficie siniestrada, ha incrementado las indemnizaciones a los agricultores. Este fenómeno, en el cual se espera que las indemnizaciones superen los 83,7 millones de euros, se contrasta con el número de partes comunicados, que ha disminuido en un 7 % respecto al mismo periodo del año pasado.
Impacto de la siniestralidad agraria
De acuerdo con los informes de la entidad Agroseguro, se han contabilizado un total de 367.432 partes de seguro, la mayoría correspondiente a siniestros en ganadería. Estos registros evidencian una notable disminución en la comunicación de partes en comparación con 2024, cuando se reportaron 15.825 partes durante el mismo periodo. Sin embargo, se anticipa que el monto de las indemnizaciones crecerá un 3 % en relación con el año anterior.
Las parcelas agrícolas representan casi la mitad del total de indemnizaciones, que ascendieron a 43,38 millones de euros por 11.269 siniestros. Estas cifras reflejan la severidad del impacto en la producción agrícola, especialmente en cultivos clave como los cítricos, que lideran las indemnizaciones con casi 17 millones de euros, seguidos por las hortalizas y los frutales.
Variabilidad climática en el inicio del año
El año comenzó con unas condiciones climáticas variables. Durante enero, las heladas y las borrascas impactaron la península de norte a sur, provocando heladas generalizadas. Las condiciones se estabilizaron en febrero, un mes cálido y seco que permitió cierta recuperación, aunque no sin la aparición de siniestros por viento y heladas, especialmente en cultivos de cítricos.
En la provincia de Huelva, la agricultura de frutos rojos sufrió daños debido a una manga de viento. Este tipo de eventos pone de manifiesto la vulnerabilidad del sector ante fenómenos climáticos cada vez más extremos.
Cambio radical en marzo
La situación experimentó un cambio drástico en marzo, cuando una serie de borrascas, encabezadas por Jana, Konrad, Laurence y Martinho, inundaron el país con precipitaciones récord. Entre el 1 y el 24 de marzo, se registró una media de 148 l/m², un valor 3,5 veces superior al promedio del periodo, especialmente en el centro y suroeste peninsular.
Las abundantes lluvias, aunque necesarias para aliviar los efectos de la sequía, también causaron daños significativos en varios cultivos. La inundación provocó encharcamientos en terrenos de hortalizas, cítricos, y otros cultivos como plátanos y frutos rojos, exacerbando las pérdidas ya registradas.
El futuro del sector agrario
A medida que el sector agrario se adapta a estas condiciones meteorológicas cambiantes, la pregunta que surge es: ¿cómo se preparará para el futuro? La continua fluctuación del clima plantea desafíos que requieren una atención cuidadosa. La gestión adecuada de los seguros agrarios y la implementación de tecnologías que mejoren la resiliencia de los cultivos son vitales para mitigar los efectos de futuros desastres.
Las dinámicas de la agricultura no solo afectan a los agricultores, sino que también repercuten en la seguridad alimentaria y en la economía nacional. Con un enfoque adecuado, es posible no solo enfrentar los efectos de las inclemencias del tiempo, sino también prosperar en medio de ellos. ¿Está el sector listo para esta transformación?








