El Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) ha revelado en un reciente informe varias irregularidades y falta de coherencia en las políticas y estrategias de agricultura ecológica de la Unión Europea. Estos hallazgos son preocupantes, ya que entre 2014 y 2022, los agricultores europeos recibieron aproximadamente 12.000 millones de euros en ayudas para la práctica de cultivo ecológico en el marco de la Política Agrícola Común (PAC).
Según el análisis del TCE, una buena parte de estos fondos se destinaron a incrementar la superficie de cultivo ecológico, sin tener suficientemente en cuenta los objetivos medioambientales y de mercado establecidos por la propia política europea en materia de agricultura ecológica. Un hecho perturbador es que los beneficiarios de estas ayudas no están obligados a producir cualquier tipo de producto ecológico para poder acceder a estos fondos de la PAC.
Además, el análisis del TCE desveló que era común la concesión de autorización para usar semillas no ecológicas en el cultivo ecológico, y hasta el momento no existe ninguna forma de medir cómo se han hecho efectivos los supuestos beneficios medioambientales derivados de estas prácticas ecológicas.
Mientras tanto, la adopción de la agricultura ecológica varía significativamente entre los Estados miembros. Este año, casi el 60% de toda la tierra agrícola ecológica en la UE se encuentra en cuatro países: Francia, Italia, España y Alemania.
Según el responsable del informe y miembro del TCE, Keit Pentus-Rosimannus, la agricultura ecológica está ganando terreno, pero es necesario centrarse no solo en acrecentar la superficie de cultivo ecológico, sino también en impulsar el mercado y fomentar la producción. En palabras del propio Rosimannus, si no se adoptan medidas de apoyo, la agricultura ecológica corre el riesgo de convertirse en un sector dependiente de los fondos de la UE en lugar de una industria dinámica movida por consumidores informados.