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Un equilibrio delicado: alimentar al mundo sin sacrificar la biodiversidad

Los científicos nipones se encuentran en la vanguardia de un importante hallazgo. Trabajando en un campo en constante evolución, han logrado combinar la ciencia de la conservación con la economía global, al unir mapas de prioridades de conservación con datos comerciales de 200 naciones y 50 productos agrícolas. La clave de este esfuerzo radica en averiguar qué cultivos son más susceptibles a ser producidos en regiones de gran importancia para la conservación.

Los investigadores han descubierto que un tercio del uso de la tierra se da en zonas con alta prioridad de conservación, mientras que menos de un cuarto se da en zonas de baja prioridad. Alimentos básicos como la carne de vacuno, el arroz y la soja, tienden a producirse en zonas de alta prioridad para la conservación. Sin embargo, otros productos fundamentales, como la cebada y el trigo, suelen proceder de zonas de baja prioridad.

En particular, se ha observado la influencia del comercio internacional en este fenómeno. El café y el cacao, por ejemplo, se cultivan principalmente en zonas de alta prioridad para la conservación en naciones ecuatoriales para satisfacer la demanda de naciones más ricas como los Estados Unidos y los países de la Unión Europea. A nivel global, China destaca como el país con mayor influencia en la producción de alimentos en zonas de alta prioridad para la conservación debido a su elevada demanda de múltiples productos básicos.

Además, el tipo de tierra utilizada para un producto básico varía según la nación productora. La carne de vacuno y la soja se cultivan en zonas de alta prioridad para la conservación en Brasil, pero no en Norteamérica. De manera similar, el trigo se cultiva en zonas menos prioritarias para la conservación en Europa Oriental que en Europa Occidental.

No obstante, más de una cuarta parte de la carne de vacuno y los productos lácteos que consume Japón provienen de zonas de alta prioridad para la conservación, mientras que en otras regiones esa cifra ronda el diez por ciento. Esto sugiere que existen oportunidades para preservar sin comprometer los actuales patrones de consumo.

Por lo tanto, en la actualidad, muchos países ya reconocen la presión causada por el ganado, la soja y el aceite de palma en las zonas de alta prioridad para la conservación. Pero este estudio demuestra que otros productos básicos, como el maíz, la caña de azúcar y el caucho, también generan tensiones innecesarias y requieren una mayor atención en la formulación de políticas. Los resultados obtenidos con este estudio contribuirán a reducir la problemática que muchos países asocian a la producción agrícola y la protección del medio ambiente.

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