En el sector oleícola español, los cambios han sido substantivos durante la campaña 2023/2024. De acuerdo con la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac), la venta de aceite de oliva cayó un 16,8% en el periodo comprendido entre octubre de 2023 y septiembre de 2024. En cifras relativas, se estima esa caída en 223,4 millones de litros.
Este fenómeno ha sido especialmente notorio en las ventas de la categoría «suave», que registró un retroceso de un 19,85% equivalente a 72,8 millones de litros, y del oliva «intenso», con una caída del 19,68% y un total de 27,6 millones de litros. En cuanto al aceite de oliva virgen extra, su desplome fue menor pero también significativo, con un 14,79% menos de ventas que la campaña pasada, aunque sigue siendo el más demandado con 96,3 millones de litros comercializados.
Por el contrario, la comerciaización del aceite de girasol experimentó un auge del 30,4% durante la misma campaña, llegando a los 338,4 millones de litros comercializados. Este notable crecimiento ha sido un fuerte impulso para la venta de aceites vegetales, que ha visto un aumento del 12,51%, alcanzando los 399,9 millones de litros.
Asimismo, el aceite de orujo ha sido otro de los que ha visto crecer su demanda de manera significativa. Anierac informó que el incremento fue del 45,48%, con 27,9 millones de litros comercializados.
La suma total de las ventas de aceite de oliva, girasol y orujo para el período 2023-2024, arrojó un número impresionante de 651,3 millones de litros, lo que representa un incremento del 1,26% respecto a la campaña anterior.
Este escenario de ventas fluctuantes implica oportunidades y desafíos, tanto para la industria oleícola española como para los consumidores. Los próximos periodos serán decisivos para observar si estas tendencias se consolidan o si, por el contrario, el panorama vuelve a cambiar.








