La primera edición del Congreso Mundial del Aceite de Oliva busca una producción más sostenible
La primera edición del Congreso Mundial del Aceite de Oliva (OOWC) ha arrancado con llamamientos a retomar la producción y el consumo de aceite de oliva de manera más sostenible después de dos temporadas cortas en un momento de creciente demanda. El congreso, que ha atraído a alrededor de 300 asistentes de más de 25 países, pone de manifiesto la necesidad de abordar los desafíos del sector, que incluyen lograr una producción más sostenible y adaptarse a la globalización, y reafirma la contribución del aceite de oliva a la salud humana y del planeta.
Durante la primera de las tres jornadas del congreso, Jaime Lillo, director ejecutivo del Consejo Oleícola Internacional (COI), ha hablado de la oportunidad de entender la relación con el clima cambiante y del deseo de la población por una alimentación más saludable. La producción mundial de aceite de oliva se ha duplicado desde 1990 hasta alcanzar los 3 millones de toneladas, pero la tendencia de crecimiento se ha visto interrumpida tras las dos últimas campañas cortas consecutivas debido al cambio climático.
Lillo aboga por la colaboración internacional y científica para impulsar la resiliencia del olivar, alabando su gran capacidad de adaptación. También señaló el crecimiento del consumo de aceite de oliva en paralelo con su disponibilidad, aunque todavía representa sólo el 2% del consumo de grasas vegetales. También destacó la relación entre la producción de aceite de oliva y la salud, que señaló, tiene mucho que ver con la ciencia y la difusión del conocimiento.
Desde el año 2000 se ha observado un descenso del consumo en la Unión Europea y un aumento en países no productores tradicionales como Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón y China. Además, más de un tercio de las 1,5 millones de toneladas de aceite que se exportan se destinan a países fuera de la región mediterránea. Lillo vincula la subida de los precios con las expectativas de producción, y destaca la necesidad de producir más aceite de manera sostenible y diversificar sus orígenes para enfrentar el cambio climático, que ha impactado de manera significativa a la cuenca mediterránea, el principal centro de producción mundial.
En opinión de Lillo, todos los sistemas de producción de aceite de oliva son necesarios, y deben adaptarse a las diversas circunstancias y optimizar el uso de recursos. Así, subrayó la importancia de la variabilidad genética de los olivos, contenida en los bancos de germoplasma para responder a los desafíos climáticos, junto a otras medidas como la digitalización y la valorización de los productos. Lillo también señaló que el olivar es una «oportunidad» en la lucha contra el cambio climático, ya que sus 11 millones de hectáreas contribuyen a la fijación de carbono.
Durante el congreso, celebrado en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), participarán unos 60 expertos mundiales que analizarán retos como el cambio climático, la promoción y los altos precios.