La campaña del aceite de oliva para el año 2023-2024 ha puesto en evidencia tanto la fortaleza como la fragilidad del mercado. A pesar de un "magnífico arranque" con más de 100.000 toneladas vendidas en octubre, la producción en las almazaras ha sido notablemente escasa, alcanzando solo 35.989 toneladas en toda España. Este panorama plantea nuevas interrogantes sobre la sostenibilidad del sector en los próximos meses, especialmente en relación con los precios que se están manejando.
Datos de producción y existencias
Según los registros recientes, hasta el 31 de octubre las existencias totales de aceite de oliva ascienden a 138.703 toneladas. Esta cifra se distribuye en distintas áreas: 85.345 toneladas están en manos de la industria envasadora y los operadores, mientras que 52.922 toneladas se encuentran en cooperativas y almazaras, y 436 toneladas bajo la custodia del Patrimonio Comunal Olivarero. Esto pone de manifiesto la capacidad de almacenamiento del sector, pero también resalta el desafío que enfrenta ante una producción por debajo de la esperada.
El impacto de la baja producción en los precios
A pesar de la fuerte demanda que ha mostrado el mercado hasta ahora, la baja producción sugiere que no debería haber justificación para una caída en los precios en origen. La UPA ha destacado que no hay indicios de un exceso de producción ni de una disminución en la demanda, lo que lleva a que los precios deberían regresar a niveles rentables. Cristóbal Cano, responsable de la sectorial de Olivar y Aceite de la UPA, enfatiza que esta situación es crucial para asegurar la rentabilidad de todos los eslabones de la cadena productiva, especialmente para el olivar tradicional.
Contexto del mercado del aceite de oliva
El inicio de este período de recolección ha sido optimista, consolidando el buen ritmo del año pasado y la confianza de los consumidores en el producto. Sin embargo, los datos precisos sobre la producción de octubre indican que la situación no es del todo favorable. La producción de este año, aunque similar a la de octubre de 2022, se encuentra por debajo de lo que se esperaba para una campaña que se prevé sea más productiva que las dos anteriores.
Perspectivas futuras en la campaña
A medida que avanzamos en esta campaña, se suscitan preguntas sobre cómo se adaptará el sector a las fluctuaciones del mercado. Si bien la demanda parece estable, la escasez de producción generará un ambiente de incertidumbre que todos los actores del sector deberán navegar cuidadosamente. En un contexto donde los consumidores continúan buscando calidad y hábitos sostenibles, la industria debe hallar el equilibrio entre la oferta y la demanda sin comprometer los estándares de calidad que caracterizan al aceite de oliva.
La historia del aceite de oliva en España es tan rica como el propio producto. A medida que los meses avance, no solo se elevarán las expectativas sobre la producción, sino que también será interesante observar cómo se adaptan tanto los productores como los consumidores a las circunstancias cambiantes del mercado. El futuro de esta emblemática industria dependerá de decisiones que se tomen hoy, y de la capacidad de todos para adaptarse a lo que está por venir.