El temido papeleo es un enigma en todas las industrias, pero parece haber encontrado un lugar especial para anidar en la agricultura. Según José Miguel Marín, presidente de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en Murcia, la presión administrativa sobre el sector agrario es asfixiante. Y no es por menos. Las normativas europeas, aunque establecidas con las mejores intenciones, están provocando más dolores de cabeza que beneficios ambientales, o eso sostiene Marín.
COAG es una organización dedicada a la protección y promoción de los agricultores y ganaderos de España. Sus objetivos principales son claros y convincentes. Se concentran en cuestiones cruciales como la defensa a ultranza de la agricultura y la ganadería como sectores estratégicos. Parece una cuestión obvia, ¿verdad? La alimentación es fundamental para cualquier sociedad.
- Defensa a ultranza de la agricultura y ganadería: COAG cree que la agricultura y la ganadería no solo proporcionan alimentos, sino también empleos, preservación del medio ambiente y sostenibilidad. Por lo tanto, es un sector estratégico que necesita ser protegido y fomentado.
- Levantar la presión administrativa: COAG sostiene que las normativas europeas, aunque bien intencionadas, no siempre son aplicables ni proporcionan beneficios ambientales. Por lo tanto, instan a que se levante la presión administrativa sobre el campo.
Además, Marín remarca que la política agraria que afecta al sector en Murcia y en todo el país es dictada principalmente en Bruselas. Por eso, no es de extrañar que COAG abogue por menos interferencia desde la capital europea y más autonomía para los agricultores locales. Marín también hace hincapié en el hecho de que las normativas publicadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE) son en su mayoría transposiciones de reglamentos europeos. El problema radica, según Marín, en que las administraciones estatales a veces presionan al sector agrario más allá de lo que demandan dichos reglamentos.
En resumen, COAG en Murcia está defendiendo a los agricultores y ganaderos locales y su derecho a trabajar con menos presión administrativa. Porque, como apunta Marín, si no consideramos al sector agrario como un sector fundamental, vamos mal. Y la verdad es que no podríamos estar más de acuerdo. La alimentación es, después de todo, la base de nuestra supervivencia.
