La reciente DANA que azotó Valencia el pasado 29 de octubre ha dejado una huella devastadora en la agricultura ecológica de la región. Con un impacto en 30.105 hectáreas de cultivo certificado ecológico, lo que representa el 61 % de la superficie dedicada a este tipo de agricultura en la provincia, el presidente del Comité de Agricultura Ecológica de la Comunidad Valenciana ha destacado la magnitud de la tragedia.
El impacto en los productores y empresas
Según Vicente Faro, un preocupante total de 1.354 productores de agricultura ecológica se han visto afectados, representando un alto porcentaje del 64 %. Esta cifra pone de manifiesto que la catástrofe no sólo se ha hecho sentir en los cultivos, sino también en el tejido empresarial que sustenta este sector. Un total de 225 empresas, cerca del 48 % certificadas por el CAECV, han vivido las devastadoras consecuencias de este fenómeno meteorológico.
Las pérdidas son colosales: «el daño es «muchísimo, muchísimo», lamenta Faro, quien alerta que no solo se han perdido cultivos, sino también productos almacenados y maquinaria esencial, además de vehículos que han quedado inservibles. Muchos agricultores se encuentran ahora en una situación precaria, enfrentándose a la difícil tarea de reconstruir desde cero. Faro recuerda cómo los seguros solo proporcionan un valor venal, que en ocasiones no supera los 600 euros, lo que resulta insuficiente para reponer lo perdido.
La recuperación: una carrera de larga distancia
Mirando hacia el futuro, Faro se muestra realista en cuanto a la recuperación del sector afectado. «Tardará años», advierte, subrayando la importancia de las muestras de solidaridad que se han recibido. Este apoyo ha sido inestimable en un momento tan crítico, y él celebra el espíritu de unidad que ha aflorado, creyendo firmemente que «somos un pueblo solidario y a eso no nos gana nadie».
En la actualidad, las autoridades están centrando mayores esfuerzos en restablecer las vías de comunicación y las áreas urbanas. «Los mercados públicos, tiendas y supermercados están realizando grandes esfuerzos para recuperar servicios básicos como agua y luz, fundamentales para la normalización de la vida en la región», comenta Faro.
Acciones solidarias de la comunidad agrícola
Ante la adversidad, los agricultores también están tomando la iniciativa para ayudar a sus compañeros afectados. Ejemplos de estas acciones incluyen las ‘Burbujas solidarias’, un evento organizado por las siete bodegas de la Denominación de Origen Cava de Requena en el mercado de Colón, que recaudó 20.000 euros para ayudar a los damnificados. Este tipo de iniciativas muestra cómo la comunidad se agrupa para superar juntos esta difícil etapa.
Además, un mercadito de productos ecológicos se lleva a cabo todos los sábados por la mañana en la sede de PROAVA, donde los beneficios se destinan exclusivamente a las personas afectadas por la DANA. Estas acciones son un claro reflejo del compromiso entre agricultores para mantener viva la esperanza y ayudar a quienes más lo necesitan en un momento tan complicado.
El papel del CAECV en la situación actual
En cuanto al papel del Comité de Agricultura Ecológica de la Comunidad Valenciana (CAECV), es importante enfatizar que se trata de una entidad de derecho público que gestiona de manera privada los operadores afectados. Aunque depende técnicamente de la Consejería de Agricultura, cuenta con su propio equipo de técnicos y un 85 % de su presupuesto proviene de los propios operadores, lo que demuestra la autonomía y el esfuerzo colectivo para enfrentar este reto.
La Consejería, por su parte, colabora brindando apoyo con las certificaciones y una parte del presupuesto, así como contribuyendo a la mejora de las tecnologías de información y promociones, necesarias para la recuperación del sector.
En medio de esta adversidad, Valencia se encuentra en un proceso de resiliencia y reconstrucción. La agricultura ecológica, que a menudo se toma como un modelo a seguir por su sostenibilidad, ahora enfrenta un desafío sin precedentes. Las pérdidas son significativas, pero la determinación de los agricultores y el apoyo de la comunidad marcan un camino a seguir en la búsqueda de la recuperación. Todo lo compartido nos recuerda la fragilidad de la naturaleza, a la vez que subraya la fortaleza y el valor humano ante las crisis. ¿Qué pasos seguirán los agricultores valencianos en este nuevo capítulo? La respuesta a esta pregunta podría marcar el rumbo de la agricultura ecológica en la región.