El reciente cambio en el sistema de etiquetado nutricional Nutriscore, vigente desde 2024, ha sembrado discordia entre sectores de la industria alimentaria. A pesar de la persistencia de llamamientos a un sistema unificado en la Unión Europea, en la actualidad, no se han logrado avances en este sentido. Los últimos ajustes del Nutriscore castigan con más rigor high los niveles de azúcar y sal en los productos, haciendo distinciones entre productos integrales y refinados y incrementando la penalización a las proteínas de la carne roja.
A su vez, estos cambios han mejorado la puntuación del aceite de oliva, pero han castigado con dureza a las bebidas lácteas endulzadas, los yogures líquidos saborizados y las bebidas dulces. La multinacional Danone ha presentado su descontento con la reforma que categoriza los productos lácteos y las alternativas vegetales como bebidas, argumentando que tal categorización distorsiona la percepción de su calidad nutricional y funcional, confundiendo a los consumidores.
Mientras tanto, el Equipo de Investigación en Epidemiología Nutricional (EREN) de Francia justifica los nuevos criterios para yogures líquidos, bebidas lácteas endulzadas y vegetales, argumentando que el contenido de azúcar varía significativamente entre las versiones sin y con azúcar. En un intento de transparencia nutricional, Danone ha anunciado que a partir de este mes eliminará de manera progresiva el etiquetado Nutriscore de sus productos lácteos y vegetales.
La Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra) de España solicita un sistema que esté basado en rigor científico y evidencia; sea armonizado, universal y proporcionado; y analice rigurosamente la composición del alimento y la importancia de la dieta en su conjunto. Sin embargo, la armonización del etiquetado a nivel europeo, que parece ser la única manera de garantizar información completa y comprensible al consumidor, todavía es una tarea pendiente.
Por lo tanto, en lugar de una solución unificada, cada empresa parece estar yendo por su propio camino según lo que mejor se ajuste a sus intereses. Mientras tanto, desde la Comisión Europea se sigue esperando la presentación de la directiva que establecerá un etiquetado obligatorio en la UE, una promesa pendiente que se ha ido aplazando.