La preocupación por el estado de las reservas de agua en España vuelve a ser objeto de debate. Según datos recientes del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, la cantidad de agua almacenada en nuestros embalses ha experimentado un descenso significativo, situándose ahora al 52,3% de su capacidad total. A pesar de las recientes precipitaciones, el volumen acumulado ha caído en 813 hectómetros cúbicos (hm3) en los últimos ocho días, lo que supone un total de 29.312 hm3.
Esta situación se produce a pesar de la presencia de una depresión aislada en niveles altos (DANA) que ha dejado cantidades considerables de precipitaciones en la costa mediterránea, especialmente en Islas Baleares. En este contexto, el índice máximo de lluvia se registró en Mahón, en la isla de Menorca, con 113,0 litros por metro cuadrado (l/m²).
Este descenso generalizado de las reservas hídricas afecta a todas las cuencas exceptuando las internas del País Vasco que se mantienen en el 90,5%. Es notable el hecho de que este fenómeno se produzca incluso después de la riada que barrío varias zonas del este peninsular la semana pasada.
Las cuencas más afectadas son las del Tinto, Odiel y Piedras, que han visto disminuir su capacidad del 79,5% al 69,0%. Además, otras cuencas en estado crítico son la del Segura (18,3%), Guadalete-Barbate (23,2%), Mediterránea Andaluza (26,0%) e Internas de Cataluña (32,3%).
Las cuencas que normalmente ven una mayor acumulación de agua también se encuentran por debajo de su capacidad normal para estas fechas. Es el caso del Cantábrico Oriental (79,5%), Cantábrico Occidental (79,2%), Miño-Sil (77,1%) y Duero (71,7%).
Este panorama pone en evidencia la necesidad de un enfoque más sostenible y consciente en relación a la gestión del agua. Es indispensable tomar medidas adecuadas para adaptarse a los patrones meteorológicos cambiantes y para garantizar el suministro de agua a largo plazo, especialmente en regiones más propensas a la sequía.