El decreto 666/2023 de prescripción y uso de medicamentos veterinarios ha desatado un intenso debate en el sector de la veterinaria. En este contexto, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha tomado la palabra para aclarar la postura del gobierno en relación con este asunto.
Las preocupaciones de veterinarios
La semana pasada, un importante colectivo de veterinarios de pequeños animales protestó contra el nuevo decreto, argumentando que este les impone una carga burocrática significativa y limita sus competencias al prescribir medicamentos, especialmente en el caso de los antibióticos. Este planteamiento ha llevado a muchos a cuestionar si los veterinarios podrán actuar con la rapidez y el criterio necesarios en situaciones críticas.
Reconociendo estas preocupaciones, el ministro Planas ha manifestado que la libertad de prescripción para los veterinarios se mantiene intacta. «El veterinario es el último responsable a la hora de prescribir medicamentos», ha afirmado, subrayando que ningún marco normativo obstruirá sus decisiones profesionales. «Si necesita actuar con urgencia para salvar la vida de un animal o aliviar su sufrimiento, tiene la facultad de hacerlo sin temor a sanciones», añadió, reforzando la idea de que la responsabilidad veterinaria no está en entredicho.
Un falso debate, según Planas
En sus declaraciones, Luis Planas ha señalado que, a su juicio, se está generando un «falso debate» en torno al decreto. «Es fundamental comprender la cantidad de antibióticos que consumimos y en qué circunstancias», ha argumentado, sugiriendo que el enfoque debería centrarse en la sostenibilidad del uso de estos medicamentos. Su argumento es que el objetivo de la normativa es mejorar la salud pública y animal, no obstaculizar el ejercicio profesional.
El ministro ha dejado claro que ni la intención del gobierno ni la aplicación de las normas son hacer más complicado el trabajo diario de los veterinarios. «No tenemos ninguna intención de complicarle la vida a la gente, simplemente servimos a normas que están vigentes tanto a nivel europeo como en España», expresó, haciendo hincapié en la necesidad de adecuarse a regulaciones que buscan el bienestar general.
Economía agrícola y sus retos
Mientras tanto, otros desafíos acechan al sector agrícola. En relación con los aranceles anunciados por Estados Unidos, Planas ha hecho un llamado a la calma y a la serenidad ante tales medidas. «La UE debe responder con firmeza ante las decisiones que pueda adoptar EE.UU.», ha afirmado, defendiendo un comercio internacional «basado en reglas». De acuerdo con el ministro, la protección comercial podría amenazar la relación entre Europa y Estados Unidos, y es necesario que los países europeos estén listos para enfrentar esta nueva realidad.
Por otro lado, la inflación alimentaria ocupa un lugar central en la agenda. El ministro ha destacado que España presenta tasas de inflación alimentaria por debajo de la media de la UE, lo que indica una tendencia hacia la estabilización. Planas ha contrastado esta situación con las dificultades que enfrentaron productores y consumidores tras la guerra en Ucrania, cuando los índices de inflación alcanzaron niveles alarmantes. «Estamos observando un horizonte de crecimiento de precios que, espero, sea moderado», concluyó, reflejando un optimismo cauteloso sobre la disponibilidad y el costo de alimentos.
Un futuro incierto pero esperanzador
La situación del sector agrícola y veterinario es innegablemente compleja y está en constante evolución. Las normativas y regulaciones, como la 666/2023, configuran un marco que busca la salud pública y la sostenibilidad, aunque pueda generar tensiones con los profesionales del sector. A medida que la comunidad veterinaria y agrícola se adapta a estos cambios, seguirán surgiendo preguntas sobre cómo equilibrar la seguridad y la libertad profesional.
Las reflexiones sobre la relación entre el comercio internacional, la presión inflacionaria y las normativas locales nos llevan a considerar no solo el presente, sino el futuro del sector. Vigilando de cerca estos desarrollos, todos los actores involucrados en la agricultura y la ganadería tendrán que estar preparados para adaptarse a los desafíos que se avecinan.