El sector exportador de aceite de oliva en España se enfrenta a un futuro incierto. Ante la posibilidad de que el gobierno estadounidense, bajo la administración de Donald Trump, imponga aranceles a las importaciones, las empresas del sector están preparándose para enfrentar nuevos desafíos. Esta situación se asemeja a la impuesta en 2019, cuando las empresas españolas sufrieron duras consecuencias debido a aranceles vinculados a una disputa por subsidios en la industria aeronáutica entre Estados Unidos y la Unión Europea.
Un panorama complicado para los exportadores
Rafael Pico, director general de la asociación de exportadores de aceite de oliva (Asoliva), ha señalado que, hasta el momento, «todo son especulaciones». A pesar de que esta amenaza aún no se ha concretado, el gremio está evaluando estrategias comerciales que permitan minimizar cualquier efecto negativo de las decisiones que pueda tomar EEUU.
El actual escenario contempla la posibilidad de que Washington imponga un arancel del 25 % a las importaciones de aceite de oliva sin distinción de origen. En este sentido, Pico ha destacado que «no habría una distorsión del mercado internacional» porque la medida impactaría a todos los países exportadores, lo que obligaría al consumidor estadounidense a pagar un 25 % más. Sin embargo, esto se considera un «escenario no deseable», pero también no es el peor posible.
La respuesta del gobierno español
El Gobierno español, respaldado por la Unión Europea, está dispuesto a negociar con la administración estadounidense para evitar que se desencadene una guerra comercial. Según Pico, esta situación «no interesa a ningún nivel», dada la importancia del mercado estadounidense para el aceite de oliva español.
En el año 2023, se exportaron casi 100.000 toneladas de aceite de oliva español a EE.UU., generando ingresos de aproximadamente 640 millones de euros, lo que representa un aumento del 32 % en valor respecto a 2021. Estos datos ponen de manifiesto la relevancia del mercado estadounidense para el sector, especialmente en un contexto de descenso de la producción nacional debido a la sequía.
Impacto de los aranceles anteriores
Las repercusiones de los aranceles impuestos en el pasado siguen presentes en la memoria de los exportadores. Pico ha recordado cómo el mercado de aceite de oliva español sufrió una pérdida del 80 % durante esa crisis, mientras que los productos envasados quedaron excluidos, permitiendo que las empresas estadounidenses se beneficiaran del valor añadido de la comercialización. Tras la eliminación temporal de estas tarifas en 2021, el aceite de oliva español logró superar las ventas del italiano en el mercado estadounidense por primera vez en 2022.
Un mercado estratégico y sensible
El 50 % de la demanda internacional de aceite de oliva fuera de la UE proviene de Estados Unidos, un país donde el consumidor está profundamente sensibilizado con los temas de salud. Este factor convierte al aceite de oliva en un producto muy valorado y necesario que, a pesar de posibles aumentos de precio, la población estadounidense podría seguir consumiendo debido a sus hábitos alimenticios y su creciente preocupación por la salud.
Ante esta situación, el director general de Asoliva ha enfatizado que el liderazgo de las exportaciones de aceite de oliva a Estados Unidos es el resultado de «la gran inversión que han hecho las empresas españolas» en ese mercado. Este esfuerzo no se traducirá en inacción ante la amenaza de nuevos aranceles.
Escenarios potenciales para la exportación
Una de las posibilidades que se están barajando es que Trump implemente aranceles únicamente a los aceites de oliva de la UE, afectando principalmente a países como España e Italia. Esta medida brindaría una ventaja a competidores como Túnez, Marruecos, Siria, Turquía, Chile, Argentina y Australia, que podrían capturar parte del mercado estadounidense.
La situación se complica aún más si se considera que Trump podría imponer aranceles específicos a España, alegando «una insuficiente aportación económica» a la OTAN. Esto obligaría a las empresas a evaluar medidas adicionales y adaptarse rápidamente a las nuevas condiciones del mercado.
La búsqueda de nuevos mercados
Respecto a otros destinos para la exportación, Pico ha reconocido que, aunque existen mercados alternativos, como el Reino Unido y Francia, el volumen que se destina a Estados Unidos es difícil de colocar en otras partes. Los nuevos consumidores son muy sensibles al precio, como evidenció la caída del 50 % en las importaciones de China, el país que menos ha soportado el encarecimiento del aceite por la sequía en España.
El desafío radica en que mercados maduros como el estadounidense han adaptado el aceite de oliva a su gastronomía, lo que les permite sostenerse a pesar de aumentos en los precios. Esto destaca la importancia de seguir explorando opciones en un sector que, aunque amenazado, sigue siendo vital para la economía española.
Este complejo entramado de relaciones comerciales y decisiones gubernamentales resalta la necesidad de un enfoque proactivo por parte del sector del aceite de oliva. La importancia del mercado estadounidense es innegable, y la capacidad de adaptación será esencial para enfrentar los retos venideros. Mientras tanto, el mundo de la agricultura y la exportación sigue evolucionando, y las empresas deben estar preparadas para lo que pueda venir.








