El director ejecutivo del Consejo Oleícola Internacional (COI), Jaime Lillo, ha compartido su perspectiva sobre el impacto de las guerras arancelarias en el creciente interés que los consumidores están demostrando por el aceite de oliva en mercados como Estados Unidos, Canadá, Australia y Brasil. A pesar de los desafíos comerciales, Lillo sostiene que este interés no disminuirá.
Retos en el comercio de aceite de oliva
Un aspecto clave a considerar es que Estados Unidos solo produce cerca del 2 % del aceite que consume, lo que revela la importancia de las importaciones para satisfacer la demanda. Este país mantiene una fuerte conexión con la oferta europea, especialmente con la española, dado que es un mercado que «depende en gran medida de las importaciones».
Lillo admitió, no obstante, que la política arancelaria impulsada por el presidente estadounidense, Donald Trump, genera preocupación en el COI. Comentó que el sector se encuentra ante «momentos muy inciertos» en los que las decisiones de política comercial pueden influir directamente en las exportaciones del producto.
Las cifras que importan
En este contexto, es relevante destacar que España vendió el año pasado aceite de oliva a Estados Unidos por 1.013 millones de euros, lo que representa el 30 % del total exportado en valor por el país. Este dato subraya la importancia del aceite de oliva español en el mercado estadounidense y su impacto en la economía agroalimentaria nacional.
La industria del aceite de oliva, a pesar de las tensiones comerciales, se mantiene optimista en torno a las tendencias de consumo que continúan sostenidas. Hay una clara demanda de productos de calidad, y la percepción del aceite de oliva como un componente esencial de la dieta saludable sigue en aumento.
Mirando hacia el futuro
A medida que el sector se prepara para la implementación de los nuevos aranceles a partir del 2 de abril, Lillo enfatiza que, «más allá de las guerras comerciales o de la coyuntura, las grandes tendencias de consumo acompañan al aceite de oliva». Este comentario invita a pensar que el futuro del aceite de oliva podría depender no solo de las políticas comerciales, sino también de la capacidad de la industria para adaptarse y satisfacer las crecientes expectativas de los consumidores.
Con el auge del interés global, es fundamental que las partes involucradas se mantengan informadas y preparadas para navegar entre las fluctuaciones del mercado y las reglamentaciones arancelarias. La comunidad agrícola debe unirse para proteger este valioso producto y asegurar su lugar en la mesa de los consumidores de todo el mundo.
La historia del aceite de oliva es un viaje fascinante que combina tradición y modernidad, y que, sin duda, seguirá evolucionando conforme a las exigencias del mercado global. A medida que navegamos por este mar de incertidumbres, la adaptabilidad de los productores y la respuesta de los consumidores serán cruciales para determinar el rumbo de esta industria emblemática.