En el ámbito agrícola, el agua es oro líquido; sin embargo, este preciado recurso no se está explotando de manera eficiente. En tiempos de sequía, la pérdida de agua en infraestructuras de riego se convierte en un escollo considerable para los agricultores. Es imperativo dar con soluciones rápidas y una planificación exhaustiva. España, consciente de la magnitud del problema, ha decidido hacer uso de los fondos europeos de recuperación para embarcarse en un proyecto de digitalización y modernización de los sistemas de riego. Esto forma parte del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), que busca mejorar el ciclo del agua.
El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco) ha detectado significativas pérdidas de agua, tanto en el ciclo urbano como en el regadío. Para abordar este asunto, Miteco planea reducir las pérdidas a través de un aumento en la inversión.
Daniel González, profesor en el Máster de Gestión Ambiental de las Organizaciones en la Universidad Internacional de La Rioja, ha expuesto que entre un 30 y 35% del agua utilizada en la agricultura se pierde en las infraestructuras de riego, incluyendo las canalizaciones. Además, aboga por una mayor reutilización del agua. España cuenta con la tecnología necesaria para llevarlo a cabo, pero según González, existe un déficit en la formación de los trabajadores en las depuradoras en esta área.
Según la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS), el 62% del agua regenerada es destinada a la agricultura. Es vital que este porcentaje aumente, y para ello, se deben tomar las siguientes medidas:
- Incrementar la inversión en la digitalización y modernización de los sistemas de riego.
- Fomentar la formación y capacitación de los trabajadores en las depuradoras en tecnologías de reutilización de agua.
- Implementar mecanismos de control más rigurosos para la calidad del agua que se reintegra a la agricultura.
El enfoque de España para aprovechar los fondos europeos en pos de la digitalización y modernización de los sistemas de riego, así como de fomentar la reutilización del agua en la agricultura, podría ser un gran paso adelante en la lucha contra la escasez de agua que amenaza la viabilidad de la agricultura en épocas de sequía. Además, sentaría un precedente en cuanto a la asignación de recursos para enfrentar retos ecológicos.
