La lucha contra las prácticas de comercio engañosas en Francia ha adoptado una nueva forma. A partir del 1 de julio, las grandes tiendas de Francia tendrán la obligación de alertar explícitamente a los consumidores cuando se reduzca el peso o el volumen de un producto envasado. Este requisito, estipulado por decreto gubernamental, busca enfrentar una práctica conocida como «shrinkflation», un término en inglés que se refiere a la reducción encubierta de la cantidad de producto.
El objetivo de la regla es revelar claramente si la modificación del formato ha llevado a un aumento en el precio. Algunas empresas han optado por reducir sutilmente los productos en lugar de aumentar explícitamente los precios, llevando a los consumidores a pagar más por menos. La señalización específica tiene por objetivo dar a los consumidores una mayor transparencia al respecto.
De acuerdo con el decreto, cualquier tienda de más de 400 metros cuadrados debe cumplir con la normativa. Esta estipulación abarca a productos alimentarios y no alimentarios que se comercializan en cantidades fijas, exceptuando a aquellos envasados en cantidades variables o que se venden a granel. Es esencial la incorporación de una alerta para todos los productos envasados con una cantidad constante que hayan sufrido una reducción en su peso o volumen. El aviso debe detallar precisamente la disminución, así como la evolución del precio por unidad de medida.
Las infracciones a esta normativa conllevan multas significativas; 3.000 Euros para individuos y hasta 15.000 Euros para empresas. A través de esta medida, las autoridades francesas expresan su firme compromiso con la protección de los consumidores, emprendiendo acciones enérgicas contra las estrategias de mercado que pueden resultar engañosas. Al igual que en muchos otros aspectos, la transparencia es el pilar fundamental en la relación entre vendedor y consumidor.