Los servicios veterinarios de Francia han confirmado el primer caso de gripe aviar en el país desde enero, detectado en una explotación ganadera. Aunque este hecho no ha suscitado una modificación en el nivel de riesgo de esta enfermedad, que se considera insignificante, sí ha provocado una serie de acciones por parte de las autoridades sanitarias.
El foco se localizó en una granja repleta de aves de diferentes tipos, ubicada en el departamento de Ile et Vilaine, en Bretaña. La principal hipótesis de los expertos es que la propagación de la enfermedad se produjo a través de la fauna silvestre. Este foco se encuentra cercano a un hábitat de animales salvajes susceptibles de portar el virus. Entre estos, destacan aves marinas de la costa bretona, donde se han observado casos de gripe aviar en semanas recientes.
Ante la detección de este caso, se han puesto en marcha una serie de medidas para evitar la propagación del virus. Se ha procedido al sacrificio de las aves de la granja afectada, y el lugar debe ser desinfectado con prontitud. Adicionalmente, se han establecido zonas de protección y vigilancia en radios de tres y diez kilómetros, respectivamente, donde queda prohibido el movimiento de aves y se ha incrementado la supervisión de las granjas.
La aparición de este nuevo foco de gripe aviar tiene consecuencias importantes en su estatus sanitario. Con esta detección, Francia pierde su condición de «indemne de gripe aviar altamente patógena». Para recuperar tal estatus, deberán transcurrir 28 días desde la limpieza y desinfección de la explotación afectada, siempre en ausencia de nuevos focos de la enfermedad. Por tanto, las autoridades y sector ganadero se mantienen en alerta para evitar la propagación de este virus.