La Agrupación Española de Entidades Aseguradoras de los Seguros Agrarios Combinados (Agroseguro) ha reportado una disminución en los siniestros agrarios para los primeros cuatro meses de 2024. Las indemnizaciones estimadas para este período ascienden a 202 millones de euros, lo que representa un 43% menos en comparación con el año anterior.
Según Agroseguro, los siniestros detectados hasta abril superan los 542.000, en contraste con los 631.067 ocurridos en el mismo periodo de 2023. La mayoría de los siniestros reportados provienen de explotaciones ganaderas para la retirada y destrucción de animales, lo que supone unas indemnizaciones de 32,21 millones de euros. La organización también informó de una reducción en la superficie de cultivo afectada por siniestros, pasando de 267.538 hectáreas en 2023 a 233.479 has durante los primeros cuatro meses de este año.
Entre los cultivos más afectados están los frutales y la uva de vino, con una previsión de indemnización cercana a los 50 millones de euros. Sin embargo, fuentes de Agroseguro aseguraron a Efeagro que, pese a las cifras actuales, «la situación es más razonable, dentro de la siniestralidad alta que vivimos desde 2017», y que las estimaciones podrían aumentar a medida que avance el año y se den las cosechas de cereal, la vendimia y los frutales.
En cuanto al análisis climatológico, el informe de Agroseguro refleja un año que arrancó sin siniestros de gran impacto en enero, pero las sucesivas borrascas durante el primer trimestre y un abril más cálido y seco de lo habitual han afectado a los cultivos de producción invernal, especialmente a los frutos rojos y los cítricos de la Comunidad Valenciana y Murcia, así como al plátano en Canarias.
La bajada de las temperaturas registrada en abril en algunas zonas de La Rioja y Álava causó daños en los viñedos por helada, de alcance «relativamente moderado». Sin embargo, una masa de aire ártico procedente del norte de Europa el 22 de abril resultó en heladas notables en zonas de Castilla y León y de Castilla-La Mancha, con un impacto más considerable en los cultivos frutales, cereza y hortalizas. Además, las condiciones de sequía han influido en los cultivos herbáceos, que «siguen acusando la falta de precipitaciones desde el inicio del año agrícola».