Novedades en la industria cárnica española: acción rápida ante posible veto de China al porcino
Las empresas del sector cárnico español han tomado cartas en el asunto ante el reciente anuncio de China, sobre una investigación de potencial <‘dumping’ o competencia desleal que pone en riesgo las exportaciones de porcino al país asiático. Dicha acción ha impulsado una serie de movilizaciones para probar que no hay tales casos y evitar que el embargo entre en vigor.
Según Giuseppe Aloisio, director general de Anice, las compañías han establecido reuniones urgentes con los ministerios de Economía y Agricultura, Pesca y Alimentación, con la finalidad de estar preparadas para suministrar toda la información necesaria para las autoridades de China. La actividad se ha intensificado hasta el punto de que las empresas exportadoras deben registrarse en la web del Ministerio de Comercio chino y, pasadas tres semanas, responder a cuestionarios detallados sobre aspectos comerciales.
Es importante destacar que Aloisio resalta la ausencia de «dumping» en el sector. Su argumentación se basa en que el sector porcino no recibe ayudas directas de la Política Agraria Común (PAC) y que el cerdo español ha sido durante varias semanas de 2023 el más caro del mercado mundial, haciendo imposible la venta por debajo de coste.
Además, para afrontar la posible pérdida del mercado de China, están trabajando en un plan de contingencia para la apertura de nuevos mercados. Ven una oportunidad en destinos como Filipinas, Japón y otros países europeos. Entretanto, las empresas esperan enviar pronto la información requerida por las autoridades chinas, en un proceso que se estima dure entre 12 y 18 meses.
Las exportaciones españolas de porcino a China en 2023 ascendieron a 560.000 toneladas, lo que implicó ingresos por 1.223 millones de euros y colocó a este país como el destino del 20,33% del total.
Esta preocupante situación se aborda en un contexto en el que también están pendientes los procesos de otras carnes, como el bovino y el ovino, y donde la Administración española debe velar por los intereses de sus productores. No cabe duda de que la industria cárnica española no se quedará de brazos cruzados ante este desafío. Pone de manifiesto la importancia de estar preparados ante cualquier eventualidad y de tener siempre planes de contingencia a punto para asegurar la estabilidad y el crecimiento del sector.