La Comisión Europea (CE) ha mostrado su preocupación por los desafíos que enfrenta la industria vitivinícola europea en el panorama actual y futuro, lo que implica un llamado a acción para aumentar la resiliencia, mejorar la sostenibilidad y combatir el cambio climático.
El director de Sostenibilidad de la delegación de Agricultura y Desarrollo Rural de la CE, Pierre Bascou, destacó que hay nuevas tendencias y una fragmentación cada vez mayor del sector. Esto toca varios factores, desde el método de producción hasta el etiquetado y el envasado. Ha observado un «descenso considerable del consumo de vino debido a factores coyunturales y estructurales».
Además, Bascou mencionó diversas circunstancias que han afectado la demanda, como la introducción de aranceles a la importación de Estados Unidos, la pandemia de COVID-19, la agresión rusa a Ucrania, entre otros. Estos eventos han erosionado el poder adquisitivo de los consumidores y han incrementado los costes de los productores.
El cambio climático también ha debilitado la industria vitivinícola, ya que los mercados son cada vez más vulnerables a las cosechas impredecibles y a los eventos meteorológicos extremos. Esto ha resultado en una oferta sobrepasada de vino, particularmente el vino tinto.
En respuesta a la intervención de Bascou, la eurodiputada del PP, Esther Herranz García, remarcó la «difícil situación» del sector. Pidió robustecer el régimen de autorizaciones de plantación y buscar soluciones para los productores que no encuentran una rentabilidad suficiente en el mercado.
Además, Cristina Maestre, del PSOE, subrayó su preocupación por el aumento de los costes de producción y distribución, y pidió a la Unión Europea que esté atenta para evitar una «venta a pérdidas y esos bajos precios».
Finalmente, todo esto sirve como preludio a una reunión de alto nivel sobre política del vino por parte de la Unión Europea que tratará los desafíos y oportunidades del sector vitivinícola.