En un ambiente de alta incertidumbre, los agricultores de España han resaltado una vez más sus demandas a través de manifestaciones a lo largo y ancho del país, marcando tanto la geografía nacional como las agendas políticas y públicas. **Las protestas agrícolas están escalando en términos de intensidad y alcance**, lo cual se evidencia en actos tan graves como el intento de asalto al Parlamento foral en Pamplona, además del bloqueo de la frontera en Irún.
Las organizaciones agrícolas ASAJA, COAG y UPA continúan su diálogo con el Gobierno, pero al mismo tiempo persisten en la convocatoria de actos reivindicativos. **Las demandas de los agricultores se materializan en acciones cada vez más contundentes**, como sucedió con la multitudinaria tractorada que, congregando agricultores de Euskadi, Navarra y el País Vasco francés, logró interrumpir el tráfico en la estratégica frontera de Irún.
Esta elevada actividad de protestas agrícolas no se limita a los bloqueos de carreteras. En toda España, los agricultores muestran su descontento, como es el caso de Málaga, donde **las protestas se han tomado la A-357, con la destacada participación de sesenta personas y catorce tractores.**
Para comprender la magnitud de la situación, basta analizar que en el corto plazo se espera que se desarrollen al menos cinco actos más de protesta, convocados por las uniones de agricultores.
En este contexto, la Unión Europea ha decidido abrir la consulta para conocer de primera mano las demandas de los agricultores en relación con la carga administrativa de la Política Agraria Común (PAC). **Los derechos medioambientales, las políticas de importaciones y la crisis de algunas producciones por la sequía son asuntos que cansan a los agricultores** y son los principales focos de sus reivindicaciones.
La situación actual del campo en España refleja la tensión y el descontento de un sector que, pese a su importancia, a menudo siente que la administración no queda a la altura de sus necesidades y derechos. Cabe recordar que **la agricultura y la ganadería son piezas claves para el desarrollo económico y social** del país y su estabilidad es fundamental para garantizar una producción alimentaria sostenible y segura.
