En un giro sorpresivo de los acontecimientos en la industria vinícola española, ha surgido una voz sólida que busca alcanzar a las generaciones más jóvenes. Marina García, la recién nombrada presidenta de la Unión Española de Catadores (UEC), ha compartido algunas perspectivas que esclarecen ciertamente el futuro del sector del vino.
Según García, la industria ha pecado de dotar al vino de un «botar» excesivo, rodeándolo de un ritualismo que ha terminado por desconectarlo de los consumidores más jóvenes. A través de una entrevista con Efeagro, reveló que el «rito y boato» en torno al vino ha causado que se pierda el contacto con la esencia terrenal del vino.
Tras su nombramiento en junio, Marina García se convirtió en la primera mujer en liderar la UEC en casi cuatro décadas de existencia. Licenciada en Ciencias Biológicas y máster en Viticultura, Enología y Marketing del Vino, García critica que la retórica técnica ha dificultado la relación de los jóvenes con el vino.
Su perspectiva insta a un retorno a los orígenes: considerar al vino como un elemento esencial de la dieta mediterránea, parte de nuestro día a día. «Hay que perderle ese miedo» al vino, sostiene García.
Sin embargo, lograr conciliar esta perspectiva con la tendencia vigente no será tarea fácil. Según García, la «gran familia del vino» debe abrirse a una diversidad más amplia y acoger tanto a pequeñas como grandes bodegas, vinos naturales, los de alta graduación, los sin alcohol, entre otros.
Otro punto importante tocado por la presidenta de la UEC es la educación del vino en los colegios, siempre fomentando un consumo responsable y moderado. Conscientes de que su producto es el resultado de una «fermentación alcohólica», considera esencial estar informado y entender que, al final del día, el vino es «bioquímica».
Además de abordar la necesidad de acercar el vino a los jóvenes, García también habló sobre las labores de la UEC. La formación, particularmente la de cata de vinos en respuesta a diversas denominaciones de origen y a petición de sus más de 600 socios, es una de las principales ambiciones de la Unión. Asimismo, la UEC también organiza dos de los certámenes vinícolas de mayor prestigio de España: el Concurso Internacional de Vinos, Vermúts y Espirituosos Vitivinícolas Bacchus y el Concurso Nacional de Vinos Jóvenes, los Premios Baco.
Con la responsabilidad de liderar el «centro educativo en el campo del análisis sensorial», García se enfrenta a un desafío mayúsculo. No obstante, se muestra decidida en seguir abriendo caminos para los vinos españoles y adaptar el lenguaje del sector para llegar a un público más joven y diverso. La nueva presidenta de la UEC nos recuerda que, por encima de todo, el vino debe ser disfrutado y no temido.