La ciudad autónoma de Melilla presenta una circunstancia específica en términos de salud animal transfronteriza. Debe seguir la rigurosa regulación europea, a pesar de compartir una frontera terrestre con Marruecos, donde la rabia es endémica, y de la proximidad del territorio argelino, país con brotes de fiebre aftosa y rabia.
Rafael Serrano, presidente del Colegio de Veterinarios de Melilla, subraya el conocimiento de los veterinarios de la ciudad sobre esta realidad particular. Detalla que no se permite ninguna actividad con manada ganadera dentro de Melilla y su frontera con Marruecos se encuentra cerrada para la mercancía y los animales para abasto desde la pandemia. Sin embargo, indica que existen «varios puntos» de recria de corderos procedentes de ganado ovino que entró desde Marruecos hace siete u ocho años.
Estos corderos no pueden ser sacrificados en mataderos ya que la ganadería no está permitida en Melilla. Por lo tanto, el sacrificio de estos corderos se realiza en domicilios particulares o en las carpas habilitadas para la celebración de la Fiesta del Cordero, teniendo en cuenta que más de la mitad de la población de la ciudad autónoma es musulmana. Serrano se refiere a estas ubicaciones como «no granjas» y las considera un problema por la proximidad a zonas con enfermedades como la fiebre aftosa o la lengua azul.
Por otro lado, la tenencia de mascotas en Melilla, como perros y gatos, también presenta particularidades en una terrítoria donde a menudo se registran casos de rabia en animales callejeros. Es posible introducir perros y gatos como mascotas desde Marruecos, siempre que cumplan con la legislación comunitaria en sanidad animal, que incluye la demostración de que el animal ha sido vacunado contra la rabia y posee anticuerpos protectores.
Además, la ciudad autónoma provee una partida anual para una campaña gratuita de vacunación antirrábica, que es obligatoria. Sin embargo, este experto señala que el mayor riesgo puede ser para las mascotas desprotegidas que puedan entrar en Melilla desde zonas de la península donde no es obligatoria la vacunación contra la rabia. Como ejemplo, Serrano destaca que un turista puede llegar desde la península para pasar una semana en Melilla con su perro no vacunado contra la rabia y a su regreso se exige que esté vacunado al menos desde hace 21 días contra la rabia.
Las particularidades en el ámbito de la sanidad animal en Melilla resaltan la importancia de implementar medidas sanitarias generales, atendiendo también a las necesidades específicas de cada región.