La Eurocámara ha mostrado este jueves su división respecto al acuerdo de asociación entre la Unión Europea (UE) y Mercosur. Este pacto, a pesar de recibir apoyo de los dos grupos parlamentarios más grandes, enfrenta preocupaciones en diferentes sectores y tiene un camino complicado hacia la ratificación.
División en el hemiciclo
Los eurodiputados han podido escuchar las palabras del comisario de Comercio, Maros Sefcovic, quien enfatizó la importancia geopolítica que este pacto puede tener, así como las oportunidades que brindará a muchas empresas europeas. El comisario mencionó, además, las salvaguardas incluidas en el acuerdo y la intención de Bruselas de establecer un fondo de compensación para proteger a los productores que puedan verse afectados.
El acuerdo, que se cerró el pasado mes de diciembre, ahora se encuentra en etapa de ratificación. Es indispensable que el pacto obtenga la aprobación del Consejo de la UE, el Parlamento Europeo y, posiblemente, también de los parlamentos nacionales de cada uno de los países de la UE. Esta etapa es crucial y refleja las tensiones y dificultades que el acuerdo podría enfrentar en su implementación.
Apoyo y preocupaciones del sector agrícola
Desde el PP, Gabriel Mato ha resaltado que la UE se juega mucho con este acuerdo, ya que la capacidad de seguir siendo un actor relevante en el comercio global está en juego. Mato ha señalado los "claros beneficios" para las empresas europeas, destacando el acceso a mercados estratégicos como un punto crucial.
No obstante, Mato también ha admitido que comparte las preocupaciones del sector agrícola. Al hacerlo, ha precisado que el real desafío no es Mercosur en sí, sino que se relaciona más con una política agraria europea que no refleja la realidad del campo y que carece de las herramientas necesarias para que los agricultores compitan en igualdad de condiciones.
Posiciones encontradas en Eurocámara
Dentro del grupo socialdemócrata, se han manifestado numerosas voces que destacan la importancia del acuerdo en el contexto actual y los lazos entre Europa y América Latina. Leire Pajín del PSOE ha enfatizado la relevancia de discutir "lo que realmente contiene" el pacto, mencionando específicamente las medidas para proteger el medio ambiente y los derechos laborales.
Por otro lado, los partidos más pequeños como los ultraconservadores (ECR) y los liberales están marcadamente divididos en su apoyo al acuerdo. Desde el grupo ECR, el italiano Carlo Fidanza ha afirmado que el pacto presenta "motivos geopolíticos y oportunidades de crecimiento", mientras que su colega polaco Patryk Jaki ha criticado duramente, apuntando que la agricultura europea podría salir perjudicada.
Críticas al fondo de compensación
Muchos eurodiputados que se han manifestado en contra del acuerdo han mencionado la propuesta de la Comisión Europea de crear un fondo de reserva de 1.000 millones de euros para apoyar a los agricultores europeos que sean afectados por este pacto. Este movimiento ha suscitado críticas, ya que algunos consideran que reconocer la necesidad de un fondo de compensación implícitamente admite que el acuerdo traerá problemas para los agricultores.
El eurodiputado de la Agrupación Nacional francesa, Jean-Paul Garraud, ha manifestado que este tipo de promesa solo refleja los riesgos asociados con el acuerdo. En la misma línea, desde la Europa de Naciones Soberanas, el búlgaro Stanislav Stoyanov ha expresado su incertidumbre sobre la procedencia y la disponibilidad de dicho fondo de compensación.
Impacto en la agricultura local
El acuerdo tampoco convence a sectores como la Izquierda o los Verdes/Alianza Libre Europea. Desde estas filas, Ana Miranda (BNG) ha advertido que no se ha considerado el bienestar de los productores de carne y lácteos, en particular de los gallegos, quienes podrían verse gravemente afectados.
Diana Riba de ERC ha señalado que los principios no deben ser alterados por cuestiones de geopolítica, argumentando que tenemos que proteger nuestra soberanía y los intereses de nuestros sectores agrícolas. Por su parte, desde Compromís, Vicent Marzà ha indicado que el impacto negativo del acuerdo ha generado un consenso casi unánime en oposición a este entre los agricultores y sindicatos de ambos bloques.
En medio de tantas opiniones encontradas y preocupaciones, surge la pregunta sobre cómo se abordarán todas estas inquietudes. La danza entre las oportunidades comerciales y la protección del sector agrícola es un delicado equilibrio que sigue siendo parte de la conversación dentro de la Eurocámara. Estar al tanto de cómo evolucionan estos debates podría influir en la agricultura y el comercio global en los años venideros.








