En las montañas del municipio colombiano de Viotá, situado en el departamento de Cundinamarca, un grupo de mujeres se ha hecho con un nicho en la tradicionalmente masculina industria del café. Luz Marina Peñalosa, lidera la Asociación de Mujeres Caficultoras de Viotá y Tequendama (Asomucavit), una empresa agrícola formada y gestionada exclusivamente por mujeres.
Esta asociación atesora una rica historia de lucha y superación. En el pasado, las mujeres caficultoras eran relegadas, forzadas a mantenerse alejadas de los «grupos de amistad», donde los hombres se reunían para compartir y debatir sobre los retos y oportunidades en sus negocios. Decidieron formar su propia asociación y enfrentarse a los desafíos, que no eran pocos. Muchas de las caficultoras tuvieron problemas con sus maridos, que se resistían a aceptar su participación en estas asociaciones.
Pero, a pesar de estos obstáculos, lograron fortalecer su actividad. Gracias a los recursos y herramientas proporcionados por empresas como la Promotora de Café de Colombia (Procafecol), que comercializa la famosa marca Juan Valdez, lograron legalizar su asociación y consolidar su labor conjunta.
Hoy, la asociación cuenta con cerca de 30 miembros, en su mayoría pequeñas productoras que también diversifican sus cultivos con productos como aguacates, mangos o plátanos para asegurar la subsistencia fuera de los periodos de cosecha de café. Marcely Cañón, una de las productoras, muestra con orgullo que su pequeño terreno le da unos 40 kilos diarios de café en temporada de cosecha.
Este grupo de mujeres no se queda en las montañas de Viotá. Tienen grandes planes para el futuro. El sueño compartido es de catapultar su café más allá de las fronteras de Colombia. Se muestran optimistas respecto al rendimiento de su café y uno de los proyectos que tienen en marcha es la apertura de una tienda en Viotá para mejorar la comercialización de su preciado producto.
Además, esperan inspirar a las nuevas generaciones para que sigan su camino. «No queremos quedarnos aquí, queremos incluir a mujeres más jóvenes en la asociación para que esto continúe y no se acabe, que siga un proceso de evolución», incide Luz Marina. Su visión es fomentar las líderes entre sus filas para que todas puedan asumir esa responsabilidad si fuera necesario, valorando el importante papel de las mujeres y administrando sus propios recursos y productos.