Según informó la Organización de las Naciones Unidas en el marco del X Foro Regional de Alimentación Escolar para América Latina y el Caribe, más de 83 millones de personas en Latinoamérica enfrentan una grave situación de inseguridad alimentaria. Este foro reunió a más de 200 operadores provenientes de más de 20 países, con el objetivo de reforzar compromisos regionales en el sector de alimentación escolar.
Las cifras sobre la inseguridad alimentaria en Latinoamérica son alarmantes: 43 millones de personas sufren de desnutrición, según lo confirmó Peter Grohmann, coordinador residente del Sistema de Naciones Unidas en México. Por otra parte, desde el año 2000 hasta ahora, se ha visto un incremento significativo en la prevalencia de sobrepeso y obesidad, siendo que en la actualidad, el 11,5% de los menores de edad presentan retrasos en el crecimiento debido a una alimentación inadecuada.
Lola Castro, directora regional del Programa Mundial de Alimentos (PMA), resaltó que hay un grave problema de obesidad y sobrepeso en Latinoamérica, que afecta aproximadamente a 50 millones de niños y niñas. «La pandemia por COVID-19 ha empeorado esta situación, multiplicando hasta por tres y cuatro veces el número de personas en condición de inseguridad nutricional», explicó Castro, enfatizando que el coste de una dieta saludable ha llegado a aumentar hasta un 10% por la inflación.
Por su parte, Daniela Trucco, oficial para asuntos sociales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), recordó que en 2022 la pobreza afectaba a un 29% de la población de la región e incidió especialmente en niños y adolescentes, donde la pobreza afectaba a un 48,5% de ellos. Estos datos, unidos a las cifras sobre la calidad educativa, pintan un panorama muy preocupante: sin una adecuada educación es difícil poder ofrecer las herramientas necesarias para garantizar una alimentación saludable.
Como colofón, Laura Ripani, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), declaró que América Latina se encuentra frente a «una grave crisis de aprendizaje», con estudiantes que presentan hasta cinco años de retraso en relación al promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). «Muchos estudiantes no alcanzan habilidades básicas en lectura y matemáticas durante sus primeros años formativos», lamentó Ripani.
En vista de esta alarmante realidad, los expertos del foro coinciden en la necesidad de implantar acciones decididas y urgentes para combatir la inseguridad alimentaria en Latinoamérica, que se traducen, fundamentalmente, en reformas profundas en las políticas de alimentación y educación.