El sector agrícola español vive momentos de efervescencia y protesta. Las calles del país se inundan de tractores en numerosas manifestaciones por parte de los agricultores durante todo el mes de febrero. Las organizaciones agrarias planifican alrededor de 40 eventos, abarcando prácticamente todo el mes y todo el país.
El epicentro de estas movilizaciones se encuentra en las tractoradas y cortes de carreteras que inundan toda la geografía española. Estas protestas no solamente se circunscriben a los agricultores agremiados en las grandes organizaciones agrícolas, sino que también se extienden en un movimiento que surgió en las redes sociales, la Plataforma 6F.
Subyace a estas movilizaciones la crisis que afronta el sector agrícola. Las pequeñas explotaciones, con crecientes costes de producción y obligaciones medioambientales, encuentran cada vez más difícil mantener su actividad. También pesa el aumento de la burocracia y la llegada de productos agrícolas importados de países que no cumplen con los requisitos de producción de la Unión Europea, especialmente en relación a los pesticidas.
Las manifestaciones contienen un repertorio muy amplio de acciones. Organizaciones como Asaja, COAG y UPA se sumaron a la Plataforma 6F y han anunciado un calendario de tractoradas que se extenderá por el mes de febrero. Otra organización que ha puesto en marcha un calendario de activismo es la Unión de Uniones (UDU), con un llamamiento para una tractorada el 21 de febrero frente al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en Madrid.
Además de estas protestas, la Unió de Pagesos en Cataluña también se ha sumado al movimiento de lucha, anunciando que participará en la concentración frente al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, así como en otras acciones discordantes en la región.
Con todas estas movilizaciones y tractoradas, hace falta subrayar que los agricultores españoles están levantando su voz. Luchan para visibilizar la crisis que atraviesa su sector y para exigir soluciones rápidas y efectivas que permitan sostener su trabajo y el abastecimiento de alimentos. En última instancia, es una lucha que nos afecta a todos, pues sin agricultores, simplemente, no hay comida.