El Parlamento Europeo se prepara para una votación crucial sobre la regulación de las últimas técnicas de edición genética esta semana. La votación llega a colación de los llamamientos del sector para agilizar el proceso antes de las elecciones europeas de junio.
El pleno de la Eurocámara prevé votar entre el martes y el miércoles sobre las nuevas normas para la edición genética en plantas, tras las aprobaciones de las comisiones de Agricultura y Medio Ambiente. Sin embargo, todavía se espera un acuerdo del Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE), que los representantes de la industria de semillas esperan se logre antes de las próximas elecciones europeas.
Por su parte, la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove) ha urgido a que «los avances científicos se apliquen lo más rápido posible en el desarrollo de nuevas variedades de plantas». Estas medidas se ven como una forma de abordar los desafíos a los que se enfrenta la cadena agroalimentaria y para fomentar la sostenibilidad junto con la innovación.
Anove también ha subrayado que la regulación de estas técnicas es beneficiosa para el sector agrícola español. Esto permitiría a España «liderar el desarrollo de variedades de cultivos de una forma rápida y asequible», lo que abriría oportunidades para pequeñas y medianas empresas y centros públicos españoles para desarrollar programas de mejora. Con estas técnicas, se podría acortar significativemente el tiempo necesario para irrumpir en el mercado con una nueva variedad, pasando de los actuales 10 o 12 años a tan solo 4 o 5 años.
En un giro polémico, la propuesta legislativa europea prohibiría el uso de plantas derivadas de nuevas técnicas genómicas en la agricultura ecológica, considerándolas similares a las convencionales. Este aspecto privaría a los productores ecológicos de esa mejora potencial.
Según Elena Sáenz, directora de Anove, “Desde el sector esperamos que la decisión que se tome esté basada en la ciencia, pensando en los beneficios que estas técnicas aportan y que ya se usan en muchos otros países en todo el mundo”. Esta decisión representa un cruce de caminos para la agricultura europea y la innovación científica.