La controvertida Ley de Restauración de la Naturaleza se enfrenta a un escenario tenso en el pleno de la Eurocámara. Esta ley, que ha sido el foco de discordia entre la protección medioambiental y el sector agrícola, espera recibir aprobación este martes, aunque se anticipa que la decisión será ajustada.
El proceso de votación, programado para las 12.00 hora local (11.00 GMT) en Estrasburgo (Francia), es principalmente un trámite formal para ratificar el acuerdo político alcanzado en noviembre pasado entre los Estados miembros y el Parlamento Europeo. Sin embargo, se augura una alta tensión electoral, especialmente debido a las recientes protestas de los agricultores contra la agenda verde de la UE en Bruselas.
El conflicto se ha visto exacerbado por las tensiones emergentes de abrir negociaciones ya pactadas, una situación cada vez más común en Bruselas y que ha sido ejemplificada recientemente por maniobras similares de Alemania y Francia.
La Ley de Restauración de la Naturaleza tiene como objetivo alinear los esfuerzos de la UE con los acuerdos sobre biodiversidad de las Naciones Unidas. El objetivo es restaurar al menos un 20% de los ecosistemas terrestres y marinos degradados de la UE para 2030, y todos ellos para 2050.
El acuerdo recoge la obligación de mantener madera muerta en los bosques, no reducir espacios verdes urbanos y eliminar barreras artificiales de los ríos, entre otros puntos vitales para la protección del medio ambiente.
La naturaleza de esta ley ha creado una división evidente entre los intereses agrícolas y medioambientales, convirtiéndose en un símbolo de la creciente tensión ente ambos sectores en el contexto europeo. Esta situación ha llevado a que figuras políticas como Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo, utilicen la temática de la biodiversidad como un arma para alejarse de la agenda verde, vilipendiada en muchos entornos rurales.
A pesar del apoyo de socialdemócratas, verdes, liberales, izquierda y gran parte de los escaños populares, se mantiene la incertidumbre ante una votación que pone en juego 750 votos de diputados de 27 países. En caso de que el Parlamento acepte las enmiendas tardías presentadas por el grupo euroescéptico de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) y se renegocie de nuevo entre los Estados miembros, es posible que la aprobación de la ley se retrase hasta después de las elecciones de junio.